Roberto Arias
Los marcos institucionales y legales han sido registrados como enormes adelantos para cumplir con el derecho a la alimentación en Guatemala. Empero, tras catorce años de su creación persisten debilidades institucionales que paralizan la consolidación del Plan de Seguridad Alimentaria y Nutricional y que éste se pueda llevar a cabo, desde 2008, cuando fue formulado el Plan. El Conasan y la Sesan carecen de suficientes recursos y peso político para impulsarlo.
Los guatemaltecos más pobres y menesterosos pudieron observar y vivir en carne propia la negra presencia del populismo, el derroche y la corrupción cuando, en lugar de robustecer y conferir recursos a las instituciones encargadas de realizar el Plan, se crearon nuevos programas fuera del marco institucional, provocando problemas de descoordinación y duplicación de esfuerzos, debilitando aún más a las instituciones.
Particularmente el “Consejo de Cohesión Social”, encabezado por la Oficina de Sandra Torres, la entonces esposa de Álvaro Colom; coordinó desde 2009 una serie de programas para combatir el hambre entre las poblaciones más vulnerables. Uno de los más significativos fue “Mi familia progresa”, un programa de transferencias condicionadas que operó en 136 municipios.
El “Consejo de Cohesión Social” de Sandra Torres inició con un recatado presupuesto, pero finalizó el 2009 con Q1,500 millones, casi el doble que el Ministerio de Agricultura. Y en el Presupuesto de 2010 se le asignaron Q2,000 millones. ¿Se beneficiarían los más pobres de Guatemala?
Estos programas nacidos desde la Presidencia y no suscritos dentro de estrategia alguna de carácter integral, fueron reprochados en su momento por muchas estructuras de la sociedad civil, ya que fueron taxativamente una forma de populismo dirigida más a la sustentación de las cuotas de poder de Sandra Torres que a atender las causas estructurales del hambre y la pobreza y, obviamente, con el fin de realizar una campaña política anticipada y competir por la Presidencia –ya divorciada para ese fin-, cuando sorpresivamente perdió las elecciones ante Morales.
Desdichadamente Iván Velásquez, a través de la CICIG no investigó realmente y de fondo a la UNE ni a Sandra Torres Casanova, a pesar que varias entidades afirman que fueron multimillones de quetzales sustraídos del erario nacional por estas personas cometiendo, dentro de otros, delitos de lesa humanidad.
El hambre en Guatemala persiste. Mucha gente entre niños y ancianos literalmente mueren de hambre constantemente. Así como también persiste el hambre descomunal de muchos políticos y empresarios corruptos, muertos de hambre de poder y de dinero, lo cual mantiene a Guatemala de rodillas, enferma, desnutrida y en la vil ignorancia.
En estos escritos queda plasmada únicamente una elemental idea de las razones que fundamentan el genocidio por medio del HAMBRE que cometen diversos políticos y grupos empresariales tan genocidas, sustrayendo la vida, como algunos grupos del conflicto armado. Hambre por Hambre.







