Félix Loarca Guzmán
El gobierno de México del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), se está convirtiendo en un gran ejemplo para el mundo por el respeto a la democracia y al Estado de Derecho, sin subordinación a ningún imperio, ni a los sectores de la clase dominante, que tradicionalmente ejercieron el poder detrás de los gobernantes de turno, a quienes colocaron en esos puestos para garantizar la protección de sus intereses económicos y políticos.
En sus primeras semanas al frente del gobierno, el presidente López Obrador restituyó la antigua política de México de absoluto respeto al principio de libre autodeterminación de los pueblos, sin injerencia en los asuntos internos de los demás países.
Ha rechazado las acciones intervencionistas contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro de Venezuela, ya en organismos internacionales como la OEA o de grupos como el de Lima, que abiertamente ha estado conspirando para desestabilizar al régimen nacionalista de Caracas.
Lo más hermoso y trascendental, de lo cual deberían aprender otros gobernantes de la región mareados por el poder, es su enorme respeto a las normas más elementales del Derecho y por consiguiente, su total sujeción a la majestad de las leyes y a las resoluciones de los tribunales de justicia.
Además de su política de austeridad y su sencillez para gobernar, está dando pasos en firme para combatir el robo de combustibles (gasolina, etc.), al introducir cambios fundamentales en el sistema de distribución.
Estas medidas han provocado algún malestar por el desabastecimiento de estos productos a los vehículos particulares y comerciales. Históricamente, está demostrado que las acciones para garantizar un futuro mejor, también tienen su parte dolorosa, pero como dice el refrán popular, después de la tempestad llegará la calma.
Asimismo, destaca el trato humano que ahora brindan las autoridades mexicanas de la frontera a los migrantes de Centroamérica. Mientras, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanza dardos y centellas estigmatizando a los migrantes calificándolos de ilegales y delincuentes, además de amenazarlos con la construcción del muro en la frontera, el gobierno de López Obrador les está facilitando el ingreso a su territorio, otorgándoles un permiso que incluso les permite trabajar en México.
La política migratoria adoptada por el presidente López Obrador ha sido calificada de exitosa y profundamente humanitaria. Periódicos de influencia internacional, como El País de España, refieren que México está recibiendo con los brazos abiertos a los migrantes centroamericanos, especialmente hondureños.
El permiso que las autoridades de México entregan a los migrantes, les proporciona acceso a los servicios de salud y al mercado laboral durante un año.
El gobierno de López Obrador nos hace recordar con nostalgia, la primavera democrática que hubo en Guatemala entre l944 y l954 con los gobiernos nacionalistas de los presidentes Juan José Arévalo Bermejo y Jacobo Árbenz Guzmán.