MELBOURNE, Australia
AP
Serena Williams se dirigía a la pista principal del Abierto de Australia durante las presentaciones previstas a su partido de octavos de final hoy cuando desde el sistema de megafonía se pidió al público que recibiese “a la número uno del mundo, desde Rumanía, Simona Halep».
Williams, que llevaba cascos, dio rápidamente la vuelta y regresó al túnel del que acababa de salir, dejando paso a su rival. Un par de horas más tarde, tras sellar una victoria por 6-1, 4-6, 6-4 sobre Halep en un duelo marcado por el buen tenis de las dos, estuvo claro quién es realmente la número uno, diga lo que diga la clasificación de la WTA.
«Fue un partido realmente intenso, y hubo algunos puntos increíbles”, señaló la estadounidense, que mejoró a 9-1 su foja contra Halep y se medirá a Karolina Pliskova, finalista del US Open en 2016, en cuartos de final. «Me encanta jugar al tenis y me encanta jugar aquí, y me encanta estar de vuelta”.
Williams, de 37 años, no disputó el torneo el año pasado tras dar a luz a su hija meses antes y sufrir complicaciones posteriores. Desde que volvió al circuito, ha llegado a la final de los dos últimos grand slams, perdiendo ambas veces la oportunidad de igualar la marca de 24 majors individuales de Margaret Court.
Halep fue la primera prueba real de Williams en Melbourne Park, donde intenta coronarse por octava vez, en un partido de ida y vuelta que fue una fascinante mezcla de potencia, cobertura de cancha y pases.
La estadounidense no recuperó las riendas del juego hasta después de salvar tres puntos de break en un game monumental para mantener el 3-3 en el set definitivo. Entonces rompió el saque de su rival para adelantarse 4-3 y encaminarse al triunfo.
«Para poder quedarme tuve que jugar un poco como sabía que podía”, señaló Williams, 16ta preclasificada. «Soy una luchadora. Nunca me rindo. Definitivamente es algo innato. Trabajo muy duro para cada punto”.
La checa Pliskova, por su parte, se metió entre las ocho mejores tenistas del torneo tras deshacerse por 6-3, 6-1 de la española Garbiñe Muguruza, exnúmero uno del mundo y que atesora dos grand slams en su palmarés.
Pliskova solo cometió tres errores no forzados durante los 60 minutos de partido en los que dominó a Muguruza en los intercambios desde el fondo de la pista. La española acabó con 20 errores no forzados y perdió cinco veces su saque.
Antes el lunes, la campeona del Abierto de Estados Unidos, Naomi Osaka, derrotó por 4-6, 6-3, 6-4 a Anastasija Sevastova (13) y selló su pase a cuartos de final de un grand slam por segunda vez en su carrera. Su próxima rival será Elina Svitolina (6), que sobrevivió a cinco puntos de quiebre en un juego del tercer set que se decidió en 28 puntos tras 11 empates, para superar por 6-2, 1-6, 6-1 a Madison Keys, finalista en Flushing Meadows en 2017.
«No estaba realmente segura de qué hacer en un punto. Solo intenté aguantar», dijo Osaka. «Y también estuve viendo a estos chicos ganar, como anoche Tsitsipas derrotando a Federer y pensé ‘Woah’, así que decidí que yo también quería hacerlo bien”.
«Creo que es el sueño de todo el mundo”, agregó la tenista japonesa.
Con otra victoria más, Osaka podría reeditar la final del último U.S. Open contra Serena Williams, pero sabe que el choque contra Svitolina no será fácil.
Tras su victoria en la Final de la WTA que cerró la temporada, la ucraniana quiere repetir los pasos de Caroline Wozniacki el año pasado y lograr un gran resultado en el primer major del año.
Durante un cuarto de hora el lunes, Svitolina sacó y sacó, y sacó, lanzando la bola al aire, en un intento desesperado para aguantar un retener un juego del tercer set ante Keys.
Tras ese gran esfuerzo, rompió el saque de Keys, 17ma preclasificada, en la primera oportunidad que tuvo en el siguiente game y allanó el camino al triunfo.
«Estaba contenta por poder manejar la presión con 1-1 en el tercer set”, señaló Svitolina. «Fue muy duro porque el sol me estaba quemando en los ojos cuando lanzaba la pelota. (Estoy) muy feliz por haber podido ganar este juego».