Adolfo Mazariegos

Politólogo y escritor, con estudios de posgrado en Gestión Pública. Actualmente catedrático en la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de San Carlos de Guatemala y consultor independiente en temas de formación política y ciudadana, problemática social y migrantes. Autor de varias obras, tanto en el género de la narrativa como en el marco de las ciencias sociales.

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Adolfo Mazariegos

(E) (In) Migrantes, y su importancia para la economía del país. Hace pocos días se “celebró” el Día Internacional del Migrante (18 de diciembre de cada año, fecha proclamada como tal por la Asamblea de las Naciones Unidas en su resolución 55/93 del 4 de diciembre del año 2000), razón por la cual, aunque unos días después, deseo reconocer el importante aporte que realizan todos los guatemaltecos en el extranjero, particularmente quienes residen en Estados Unidos, a la economía guatemalteca por medio de sus remesas mensuales. Según datos estadísticos del Banco de Guatemala, el ingreso de divisas por concepto de remesas durante e 2018 hasta noviembre pasado, había superado ya los US$8,400.000, cifra que ha venido en aumento, sin detenerse, desde el año 2010 (Fuente: https://www.banguat.gob.gt/inc/ver.asp?id=/estaeco/remesas/remfam2010_2018.htm&e=138076). Por ello, es fácil deducir que si el país no contara con ese importante aporte económico, se vería en verdaderos aprietos. El migrante guatemalteco es sumamente importante para el país desde cualquier perspectiva desde la cual se vea (o debiera serlo), y su incidencia en las decisiones que toman sus familiares en Guatemala es realmente considerable, razón por la cual es de vital importancia prestar la debida atención (en todo sentido) a ese grupo de guatemaltecos y guatemaltecas que, por diversas causas y razones, un día decidieron abandonar este país que les vio nacer.

Peculiaridades de fin de año. Una de las peculiaridades con las que muchas personas inician cada año, es la creencia de que la forma como terminamos el Año Viejo, es en sí misma un indicador de aquello que viviremos durante el año que estamos comenzando o estamos por comenzar. De esa cuenta, en diferentes partes del mundo se suele terminar el año vistiendo ropa de determinado color, comiendo determinados platillos y alimentos, dando una vuelta -llevando una maleta- por las calles aledañas a donde vivimos, etc. Y aunque lo cierto es que todo ello (sin darle trato peyorativo alguno en estas breves líneas) pertenece al campo de las tradiciones y curiosidades de todos -o casi todos- los pueblos del mundo, también refleja, de alguna manera, cierta visión optimista de cara a un futuro más o menos inmediato y también regularmente incierto. En ese sentido, es predecible pensar que a Guatemala le esperan momentos difíciles (sin duda) durante el año que está tocando a la puerta, pero el mismo, también traerá, así lo creo, oportunidades que es menester aprovechar en función de esa necesaria búsqueda de la justicia, la solidaridad y el bienestar colectivo por el que se organiza el Estado de acuerdo a la ley. Este fin de año, más allá de las tradiciones o creencias personales de cada quien, tomemos un momento (si lo considera prudente) para reflexionar en el verdadero sentido y significado de las fiestas de fin de año, y hagamos votos para que el año venidero supere, con creces, al año que se va y que, a pesar de todo, también nos deja cosas buenas.

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