Oscar Clemente Marroquín
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Cuando alguien prominente es objeto de alguna investigación lo primero que se le ocurre decir es que se trata de acusaciones falsas con motivaciones políticas o religiosas, y de esa manera se pretende sepultar no sólo cualquier proceso sino hasta que se pueda ventilar públicamente algún caso que pueda dañarles en su “reputación” y causarles algún perjuicio adicional. En el caso, por ejemplo, de las acusaciones que se empezaron a formular contra sacerdotes de la iglesia Católica por abusos sexuales cometidos contra los fieles, especialmente menores de edad, la primera reacción de la más alta jerarquía fue la de descalificar las acusaciones afirmando que eran parte de una conspiración en contra de la Iglesia y alrededor de ese argumento fueron cerrando filas no sólo los curas pederastas, sino la institucionalidad misma que minimizó el problema acaso realmente convencida de que no era otra cosa que un ataque contra el catolicismo. Los hechos posteriores demostraron la verdad y el Papa Benedicto, un poco a regañadientes y luego el Papa Francisco de manera frontal y categórica, asumieron la responsabilidad institucional de haber querido enterrar los hechos y pidieron disculpas a las víctimas, facilitando investigaciones y castigo a los depredadores.
Viene todo esto a cuento, por supuesto, al leer el comunicado que en defensa del pastor Cash Luna fue publicado ayer, justamente con el argumento único de que se trata de una persecución religiosa, no obstante la abundancia de datos que fueron presentados en el programa de Univisión sobre la polémica y controversial figura aliada, públicamente demostrado, de al menos Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti Elías, personajes que por lo visto fueron muy cercanos al pastor.
Creo que es importante facilitar la investigación anunciada por el Ministerio Público y que ojalá pase más allá de la extrema “vigilancia” a la que la actual Fiscal General remite todas las actuaciones importantes. Y que quien se siente limpio debe aportar todas las pruebas e informaciones a las autoridades competentes en vez de escudarse en comunicados que no aclaran absolutamente nada.
Si la jerarquía católica hubiera actuado de manera distinta el tema de la pederastia se hubiera superado no sólo mucho antes, sino que se hubiera evitado el sufrimiento a nuevas víctimas que cayeron justamente durante todo ese negro período en el que la negación de los prelados facilitó a los abusadores el poder continuar con su depredación de fieles que, confiados en la supuesta cercanía de los religiosos con Dios, se sentían obligados a ceder ante sus exigencias.
Lo mismo que pasa con el pastor que dice que a la iglesia no hay que llegar sin la chequera para cumplir con el diezmo y que lo afirma con total desfachatez, como poniendo precio a la palabra de Dios y, ciertamente, ocultando aquellas partes en las que el mismo Hijo del Hombre sacó a latigazo limpio a los mercaderes que se habían adueñado del templo, no digamos de los que a punta de mercadeo y aportes de dudoso origen, lo construyen.