BUENOS AIRES
AP

Rusia sacó el pecho ayer después que el presidente de Estados Unidos Donald Trump canceló súbitamente su encuentro con el mandatario Vladimir Putin. Es a causa de las políticas internas estadounidenses y “paranoia anti-Rusia”, dijeron los funcionarios rusos, restándole importancia al asunto.

Pero el desaire de Trump fue un claro golpe a Putin justo a su llegada a la Cumbre del G20, en donde líderes de Occidente criticaron las acciones de Rusia en Ucrania.

Así que Putin buscó atención en otro lado.

En el intervalo que tenía reservado para Trump se reunió con el Presidente de Turquía, y además buscó fortalecer sus lazos con China y otras economías. Y ayer sostuvo pláticas en una mesa redonda con el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, otro paria de la Cumbre debido a su presunta participación en el asesinato de un periodista saudí.

Putin y Trump “se saludaron” según el portavoz del mandatario ruso, pero no se estrecharon las manos ni tuvieron algún otro tipo de intercambio, ni siquiera durante la “fotografía familiar”, en la que los líderes se rozan mientras buscan posicionarse, proceso en el cual suelen interactuar brevemente.

Putin no ha hablado públicamente sobre el rechazo de Trump, pero dejó entrever las potenciales consecuencias de que los líderes de las dos principales potencias nucleares del mundo no puedan hablarse entre ellos: Putin dijo en Buenos Aires que las intenciones de Estados Unidos de retirarse de un pacto nuclear que data de la Guerra Fría “crea el riesgo de una incómoda carrera armamentista”.

Al inicio de la cumbre, los líderes europeos criticaron uno tras otro lo que describieron como una “agresión” rusa a Ucrania — la incautación de navíos y tripulantes ucranianos cerca de Crimea durante el fin de semana. Los ministros del Exterior del G7 emitieron un comunicado en el que exigían la liberación de los tripulantes.

El incidente fue el motivo oficial por el que Trump canceló su encuentro con Putin, diciendo que lo sucedido en Ucrania es “muy malo”.

Sin embargo, la interpretación que Rusia dio a la cancelación es similar a la de los detractores de Trump en su país, quienes resaltan que ocurrió en medio de nuevos desafíos para Trump en la investigación sobre la supuesta participación rusa en su campaña electoral de 2016.

“Si la situación en casa y la presión de los ‘rusofóbicos’ como Ucrania y sus patrocinadores evitan que el Presidente de Estados Unidos desarrolle vínculos normales con el presidente de Rusia… esperaremos otra oportunidad”, dijo el canciller ruso Sergey Lavrov, quien añadió: “No se puede obligar a amar”.

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