Arlena Cifuentes
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Pareciera ser que las actuales autoridades desconocen la crisis económica por la que atraviesa el pueblo de Guatemala que es sin lugar a dudas a quien se deben. El Presupuesto para 2019 que actualmente está en vías de ser aprobado por el Congreso de la República, de acuerdo a la información con que se cuenta, revela que en lugar de priorizar aquellas áreas que necesitan fortalecerse lo que se busca es privilegiar a aquellas instituciones del Estado que están a cargo de amigos incondicionales y a los compadrazgos de algunos de los señores diputados; así como, de quienes cuentan con el beneplácito del Ejecutivo.

El Ejército ha sido beneficiado con Q678 millones, al Registro de Información Catastral se pretende aumentarle Q12 millones más que en el año anterior. Al Magisterio Nacional le ha sido aprobado, sin chistar, el aumento concedido personalmente por el Presidente al pseudo líder Joviel Acevedo. Se dejan de lado las políticas de desarrollo más importantes que debieran estar en primera línea para el efecto de designación del Presupuesto y que sin duda alguna tendrían que privilegiarse. La ejecución presupuestaria en el Ministerio de Desarrollo durante el presente año fue muy baja, debido a ello se le premia con un incremento en su presupuesto.

Puede apreciarse que siendo 2019 un año electoral se está favoreciendo descaradamente a los Consejos de Desarrollo con Q2,600 millones adicionales al año anterior, igualmente a las municipalidades con más de Q7,000 millones, con el objeto de que estos apoyen de manera incondicional a quienes hoy les favorecen con los aumentos en sus respectivos presupuestos. Lo anterior muestra una enorme disparidad que solo podemos explicarla a partir de los intereses electoreros y favores recíprocos que seguramente han sido acordados.

El decadente Sistema de Salud ha sido excluido por el mismo ministro Soto a quien aparentemente el tema no le preocupa, no ha hecho nada a favor de su gremio, todo lo contrario su oferta raya en lo indignante. La lucha de los médicos, liderada por la élite de este gremio y que, por lo mismo, ha contribuido a la desinformación de la población, cuando se afirma que un médico que trabaja cuatro horas al día gana Q7,000 no permite ver la realidad de quienes no son jefes de departamento, de especialidades, de subespecialidades y directores. Muy mal organizada por cierto esta lucha por la dignificación de los profesionales de la salud y sobre todo muy timorata.

Hay áreas y necesidades importantes que este Presupuesto no contempla, que deja fuera deliberadamente: los ejes del desarrollo humano, economía y justicia quedan fuera. Por otro lado, si a algunas entidades se les ha reducido el presupuesto, lo justo es que todas las instituciones del Estado que son ineficientes deberían ser objeto de una exhaustiva revisión y reducción presupuestaria. Es incomprensible cómo el Ejército puede salir beneficiado tan grandemente y un Sistema de Salud pública como el actual, totalmente colapsado no obtenga el incremento necesario para iniciar el proceso de recuperación integral necesario que permita que la población necesitada que hoy muere, no por falta de atención de los médicos, sino por la ausencia de medicamentos, de infraestructura, por equipo colapsado, por laboratorios que carecen de lo esencial para realizar su trabajo. Aumentos como los concedidos al Ejército y al gremio de Joviel Acevedo son a todas luces injustificables.

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