Roberto Arias
Lo que se ha descrito en los dos artículos precedentes es de origen científico y confiable, el planeta efectivamente ha acelerado su rotación alrededor de su eje en los últimos años. Pero no debemos perder de vista el hecho de que la velocidad de la rotación de la Tierra ha tenido una aceleración y desaceleración constante a través de su historia como planeta. Tampoco debemos dejar por un lado la Teoría Gaia, que en términos generales nos dice, el planeta Tierra es un ser vivo y autosustentable.
En 1969, el investigador británico James Lovelock presentó la hipótesis Gaia, que afirmaba que el planeta es un ser vivo creador de su propio hábitat. La idea era tan descabellada que no encontró eco en la comunidad científica porque contradecía teorías tan analizadas como la de Darwin. Lovelock definió Gaia como una entidad compleja que implica a la biosfera, atmósfera, océanos y tierra, constituyendo en su totalidad un sistema retroalimentado que busca un entorno físico y químico óptimo para la vida en el planeta.
Lovelock afirmaba la existencia de un sistema de control de la temperatura, composición atmosférica y salinidad oceánica debido a que la temperatura global de la Tierra ha permanecido constante a pesar de la energía proporcionada por el Sol; la composición atmosférica se mantiene constante, al igual que la salinidad de los océanos. Para él, la amenaza real consiste en que se alteren las zonas donde residen los circuitos primarios del control planetario, es decir, el cinturón de las selvas tropicales y las plataformas continentales.
El núcleo de la Tierra rota a diferentes velocidades, acelerando y desacelerando con frecuencia, y este movimiento no está sincronizado con la de la masa restante del planeta, según un estudio divulgado en Australia. La investigación liderada por Hrvoje Tkalcic de la Universidad Nacional Australiana (ANU) reveló que no solo la tasa de rotación del núcleo es distinta a la del manto, la capa que está por debajo de la corteza terrestre, sino que, además, su velocidad es variable. «Es la primera evidencia experimental de que el núcleo rota a diferentes velocidades», dijo Tkalcic en un comunicado de la ANU. Los investigadores descubrieron que en comparación con el manto, el núcleo rotaba a mayor velocidad en la década de 1970 y 1990, pero desaceleró en la de los 80. «La aceleración más dramática probablemente ocurrió en los últimos años, aunque necesitamos hacer mayores pruebas para confirmar esta observación», comentó Tkalcic, al recordar que Edmund Halley especuló que las capas internas de la Tierra rotaban a diferente velocidad en 1692. El experto en física y matemáticas analizó, a través de un método novedoso, los registros de los terremotos dobletes de los últimos 50 años para medidas la velocidad de la rotación del núcleo terrestre. Los terremotos dobletes son dos sismos de magnitud casi idéntica que pueden registrarse en un período que varía entre un par de semanas a cuarenta años.
El estudio ecológico es fascinante.
Continúa…