Sudoroso, quemado por el sol y exhausto, Jonathan Zúñiga llevaba cinco horas cargando a su bebé de un año en brazos cuando recibió la ayuda inesperada de una mujer que le ofreció un cochecito usado.

POR SONIA PÉREZ D/AP
Zacapa, Guatemala

«Gracias, muchas gracias», dijo Zúñiga aceptando el regalo con una amplia sonrisa. «Ya no aguantaba más».

Muchos de los más de 2 mil hondureños que forman parte de una caravana de migrantes que intenta llegar a Estados Unidos salieron de sus casas de forma espontánea, con poco más que la ropa que llevaban puesta y las pocas pertenencias que pudieron arrojar rápidamente a la mochila.

En la vecina Guatemala, donde ayer continuaron su andadura en medio de tuits amenazadores del presidente Donald Trump y de otras autoridades estadounidenses, los residentes les ofrecen a cada paso comida, agua y viajes en camionetas o en remolques de camiones.

Más de dos millones de guatemaltecos viven en Estados Unidos, por lo que los locales ven a los hondureños que pasan por delante de sus casas y negocios con el sueño de poder cruzar la frontera como a sus hermanos centroamericanos.

«Todos somos humanos», señaló Deidania Cabrera, la mujer que le ofreció el carro de bebé a Zúñiga. En el exterior de su negocio de marcos de madera colocó ropa para niños y portabebés. «Uno se conmueve, sobre todo al ver los bebitos tan pequeños que van».

Los actos de solidaridd de los guatemaltecos hacia los hondureños se repiten por todas partes en los últimos días.

LA HERMANDAD CENTROAMERICANA

Henry Tejeda, natural de Puerto Colón, Honduras, se paró a un lado de una autopista en el departamento oriental de Zacapa junto a un grupo de mujeres y niños para pedir dinero. Desde un auto, un hombre lanzó un billete de diez quetzales (alrededor de 1,30 dólares) diciendo «Es para comer». En total, Tejeda reunió el equivalente a unos dos dólares, suficiente para llevarse algo a la boca.

Tejeda contó que dejó a su esposa y a sus cuatro hijos atrás y que huía de la pobreza y la violencia descontrolada en su país, que tiene una de las tasas de homicidios más alta del mundo. Su madre fue asesinada hace cuatro años y su hermano también fue baleado.

«Aquí llevo los documentos para probar que no miento”, dijo Tejada. «Quiero pedir asilo político (en Estados Unidos) y ayudar a mi familia”.

LA ALIMENTACIÓN ES IMPORTANTE

La guatemalteca Marta Julia Veliz organizó a unos veinte vecinos en Teculután, Zacapa, para cocinar en la calle para los migrantes. Sirvieron caldo de res, arroz, tortillas y café a los migrantes que pasaban caminando y se paraban en el improvisado oasis. A quienes no se bajaban de los autos les arrojaron agua, pan y papel higiénico.

«Estamos aquí desde las cuatro de la mañana», apuntó Veliz. «Les hemos dado desayuno y almuerzo a miles de personas».

El pasado viernes, alrededor de 160 personas partieron de la ciudad hondureña de San Pedro Sula, pero la marcha ha multiplicado su tamaño hasta por veinte y se estima que podría tener tres mil participantes.

Los migrantes esperan que viajar en masa los proteja de los robos, asaltos y peligros que plagan la ruta hacia el norte.

LA IRA DE DONALD TRUMP

Pero el éxodo masivo también provocó la ira de Trump, que advirtió a los gobiernos de la región que permitir este tipo de migraciones podría conllevar el final de su ayuda, lo que pone una elevada presión, incluso, sobre los socios estadounidenses.

Washington ha comprometido fondos por importe de 2 mil 600 millones de dólares para las naciones que conforman el Triángulo Norte de Centroamérica -Honduras, Guatemala y El Salvador-, todos ellos fuente de migrantes.

Trump también quiso convertir la caravana en un asunto de política nacional a tres semanas de las elecciones de mitad de legislatura.

«¡Los republicanos deben hacer de las leyes de inmigración horrendas, débiles y obsoletas, parte de la campaña!”, tuiteó.

El gobierno de México, la siguiente parada de los migrantes si logran cruzar Guatemala, dijo en un comunicado que cualquier persona que posea documentos y visa adecuada podrá ingresar al país y solicitar el estatus de refugiado.

Las secretarías de Relaciones Exteriores y Gobernación de ese país añadieron que todos los casos deben procesarse individualmente, lo que sugiere que las autoridades no tienen la intención de permitir que los migrantes crucen la frontera en masa sin pasar por los procedimientos de Migración. Asimismo, indicaron que cualquier persona que ingrese a México de manera “irregular” se enfrenta a la detención y deportación.

México requiere que los hondureños presenten un pasaporte y, en la mayoría de los casos, una visa mexicana, para poder entrar al país. Ninguno de los migrantes con los que habló The Associated Press en el camino llevaba su pasaporte.

El presidente de Guatemala, Jimmy Morales, señaló, ayer, que aunque un acuerdo regional ampara la libre circulación de los centroamericanos en la zona, “el ingreso masivo de gente sin registrarse” pone al país en una posición difícil porque es imposible saber quiénes son y cuáles podrían ser las intenciones de sus líderes.

Luis Arreaga, embajador de Estados Unidos en Guatemala, publicó un mensaje en Twitter dirigido a los migrantes que quieren llegar a suelo estadounidense.

«Si usted trata de entrar a Estados Unidos será detenido y deportado”, dijo Arreaga en español. Dirigiéndose a los que ya están en ruta, agregó: «Regrese a su país. Su intento de migrar fracasará”.

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