Cartas del Lector

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Fernando Brolo Fumagalli

Seguramente casi toda la población responsable y generadora ya está harta de esta desgastante situación.  Por un repudiable grupúsculo de tipejos que se pelean el poder, la plata fácil ilícita, y los privilegios que se recetan, entre otros,  hasta de su madre se olvidan. Y la víctima, como siempre: el pueblo.

A pesar que ya algunos pronosticábamos resultados nefastos con las nuevas e inútiles autoridades, quienes ni plan de trabajo tenían, menos equipo humano competente y confiable, para hacerle frente a las diferentes oficinas públicas, ahí estamos cada día sobreviviendo esta tragedia nacional.  Un sistema podrido sin dirección, y sus actores de turno indebidamente acaparando todo lo que se les pone enfrente.

Mientras la cabeza huela mal, no podremos esperar nada menos peor del resto.  Se viene otra cuestionada campaña electorera, por lo visto: más de lo mismo, con los mismos.  Por los posibles candidatos que se mencionan para los diferentes cargos, no visualizamos nada diferente, más que oportunistas que su plan es, como el de todos los que han pasado por ahí, asegurar su futuro, y el de su mara cercana.  El pueblo, que se aguante.

Una manera para manifestar nuestro rechazo contra esta escoria social será votar nulo, o no acercarse a los centros de votación.  Cada cuatro años la misma vaina: los engaños y ofrecimientos populistas que ni ellos se creen.  Añoramos mejorar, salir adelante, recuperar el estado fallido secuestrado por décadas por los mismos, pues empecemos por limpiar / sanear la mesa. Da vergüenza confirmar la pestilencia que existe en los tres poderes del Estado.  Ahí están refugiados nuestros principales enemigos, irónicamente mantenidos por un pueblo tolerante e indiferente.

Uno de los principales logros de estos infelices es habernos polarizado.  Algunos compatriotas con razones, o no, defienden posturas de ‘x’  o  ‘y’, muchas veces sin haberse documentado.  Lo que sí es cierto es que exigimos todos aquellos mal nacidos corruptos y abusivos sean enjaulados de por vida. Lastimosamente a algunos todavía les tiemblan las manos, pero se les debería aplicar la pena de muerte.

Ya no sabemos en quién confiar.  Dudamos quién es el malo, y quién el menos letal.  Pero, ahí están los infernales resultados.  Nos tienen de rodillas, sometidos, y un pueblo con hambre, sin oportunidades, rodeado de exagerada corrupción e injusticias, es una bomba de tiempo.

Hay que mantenerse muy atentos, señalar y rechazar a esos politiqueros que nos ofenden con la manera como viven, resultado a tanto saqueo.  Para muchos ya es vomitivo verlos, no digamos, escucharlos.  ¡No caigamos nuevamente en sus maliciosas trampas!

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