Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
El día martes se acabó la incertidumbre. El presidente Jimmy Morales, contraviniendo lo ordenado por la Corte de Constitucionalidad (CC), ordenó que no dejaran entrar a Iván Velásquez diciendo que su Consejo de Seguridad (conformado por todos los opositores a la CICIG) se lo había recomendado porque el Comisionado era un riesgo para la seguridad y el orden nacional.
El mandatario le pidió a la ONU que nombrara a un sustituto y el Secretario General fue muy claro al respaldar a la CICIG y a Velásquez pidiéndole que por ahora siga dirigiendo a la Comisión desde el extranjero en lo que se dilucida la situación jurídica.
Días antes, hay versiones que dan cuenta que Morales mandó mensajes a la comunidad internacional diciendo que no había ningún riesgo en el tema de la “expulsión” de Velásquez (por cualquier vía) aunque ya vimos que el Presidente no es de fiar.
Como bien dijo ayer Javier Hernández, amigo personal de Jimmy Morales, para ellos la decisión de la ONU es un “berrinche”. Quizá lo sienten como los que hace la Canciller y claro está que no les sentó nada bien saber que desde afuera, y por ahora, Velásquez podrá seguir dirigiendo la Comisión y terminando de preparar lo que esté listo para ver la luz judicial.
Y esto es lo que han utilizado algunos para animar al Presidente a que se siga volando la barda ante el cómplice silencio del Departamento de Estado, que es, para ellos, la mejor seña de que pueden llegar a los extremos porque sienten que cuentan con el apoyo de Pompeo y Haley.
En el plano interno, hay quienes están apoyando a Morales porque está en riesgo su modelo tan rentable y otros porque sufrieron los embates de la justicia (de forma directa o a través de terceros cercanos) o están a la expectativa de sufrirlos por los hechos del pasado.
Pero hay que advertir que la situación de Morales se está convirtiendo como darle a un niño a medio berrinche todo lo que pide. Complacidos, los niños van creyendo que así es la cosa y se acostumbran a que esa es la manera de lograr todo lo que se proponen y eso está pasando con Morales.
Escribiendo estas líneas me entero que más tarde habría una conferencia de prensa en el Palacio Nacional de la que se desconoce su objeto a esta hora y solo ellos sabrán sus nuevas intenciones y ojalá no sea para desconocer a la Corte de Constitucionalidad (CC) o para negar la visa a los empleados de CICIG para intentar que Velásquez no pueda trabajar desde afuera.
Lo que hoy parece bueno, mañana no lo será y ese es mi mensaje para todos aquellos que han optado por alentar a Morales y lo mismo va para quienes desde el plano local o quienes desde el internacional, han decidido mandar malos mensajes de apoyo o callar otorgando un cómplice silencio a las perversas intenciones del oficialismo.
Hay gente que dijo que aplicar la ley en Guatemala era algo que parecía bueno pero que no lo era, pero sólo ofrecían el argumento de que había que preservar el modelo, sus actos del pasado o la noción de que no querían enfrentar la justicia porque ya nos habíamos acostumbrado a que las cosas en Guatemala eran diferentes.
Hay quienes, en esta vida, han perdido fortunas o incluso la vida porque confiaron en alguien que parecía de confianza, bueno, inocente o no tan malo y cuando se ve en retrospectiva, se dan cuenta de los graves errores aunque siempre termina siendo tarde para ello.
Ojalá la gente abra los ojos para darse cuenta que Morales imita a Ortega y que está dispuesto a todo si eso implica salvarse él, su familia y quienes lo apoyan.