Juan José Narciso Chúa
Preocupado, -seguramente los lectores compartirán este sentimiento-, veo cómo Jimmy Morales se convirtió en el eje de decisiones de un entramado en donde concurren diferentes grupos y sectores del país que se encuentran amalgamados alrededor del miedo que les provoca que la CICIG y el MP, en cualquier momento, caiga sobre sus actividades y terminen en un proceso judicial -con suerte-, o bien en la cárcel.
La preocupación es un primer momento, puesto que uno no puede creer los extremos que el miedo provoca en distintos grupos, con lo cual no tienen escrúpulos para llegar a aceptar -tácita o abiertamente-, cualquier maniobra que evite o más bien asegure, que la presencia del Comisionado Velásquez se aleje y que el poder de investigación criminal de la CICIG se enfríe o congele.
Existen hechos que son aparentemente aislados, pero que apuntan a que efectivamente existían acuerdos sobre cómo actuar en esta estrategia de anular a la CICIG y su Comisionado. Primero, es claro que el CACIF es parte de esta estratagema para lo cual -evitando quemarse y apañando cobardemente al mandatario- se van por el lado de presentar impugnaciones a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, cuestionando 11 artículos de la misma, principalmente aquellos en donde pierden el control del financiamiento y la propaganda, con lo cual se ven disminuidos de mantener el control sobre “su Estado”, capturado hace tiempo por ellos mismos y las élites. Igualmente, tienen preparadas acciones para quebrar la correlación de fuerzas en la CC, para lo cual se han aprovecharon de la falta de resolución sobre la Mina San Rafael, para desgastarlos y desprestigiarlos.
Segundo, el Congreso de la República se encuentra presionado, también, por el hecho que a partir de una nueva correlación de fuerzas en el hemiciclo, podría llegar a aprobar el antejuicio contra Jimmy Morales, pero además de seguir así, varios diputados tendrían este problema, a lo cual es necesario sumarle que la prohibición del transfuguismo, dejaría a muchos de ellos fuera de la oportunidad de postularse nuevamente. Para ello, están presionando para alterar la agenda y aprobar una nueva ley de antejuicios -en donde proponen que el Congreso sería el ente que conocería todos los antejuicios, no la CSJ-, así como resolver lo del transfuguismo.
Tercero, el representante del Ejecutivo, sin luces y sin capacidad absoluta, pero eso sí, lleno de perversidad, reitera el golpe a la CICIG, luego de su primer intento fallido, para lo cual se alía con el CACIF, el Ejército, la Policía Nacional Civil y el Congreso de la República, para lo cual delinearon un “Serranazo”, a lo torpe de Morales, un auténtico “Moralazo”, pero no consiguieron el apoyo de la Embajada Americana y les cambió el libreto, pero seguro pretendían expulsar por la fuerza al Comisionado y seguramente hacer detenciones selectivas y quebrar la correlación de votos en la CC.
Con lo que ocurrió ayer, en cuanto impedir el ingreso del comisionado Velásquez, creo que él ya lo imaginaba y por ello se fue, antes de enfrentar un penoso incidente de expulsión, en estos términos hizo bien, pero también le limita su capacidad de maniobra acá en el país, pero persistirá la lucha desde afuera.
Otros actores como empresarios vinculados con los casos de construcción y corrupción, así como varios detenidos en las cárceles del país, también se encuentran detrás de este entuerto buscando resolver su situación jurídica, unos para evitar caer presos y otros para salir de esta condición, por ello, financian y apoyan desde sus propios escondites.
El miedo que tiene preocupados a todos estos grupos se centra en varias cosas. Uno, los potenciales antejuicios contra el Ministro de Gobernación, la Canciller y el propio Morales -acá es necesario extender este miedo a Jafeth Cabrera otro perverso personaje-, pero también concurre el CACIF preocupados porque están perdiendo su influencia en la captura del Estado, así como ven difícil contar con un candidato o candidata que los represente y le gane a Thelma Aldana.
¿Qué va a pasar?, difícil elucubrarlo, pero lo que sí es cierto es que como ciudadanía consciente e indignada con estas personas debemos continuar presionando. Las élites deberían ser el fiel de la balanza en el ámbito del sector privado, creo que varios de ellos están conscientes que el CACIF perdió el rumbo y se puso la máscara de cómplice. La comunidad internacional es clave para salir de esta crisis. El PDH debe continuar con su lucha a contrapelo de la actual coyuntura. La CSJ debería también revertir todo su desprestigio a excepción de dos magistradas que aprecio y admiro. Y la CC debería hoy ser el espacio de dignidad y justicia para este país, tal como ocurrió ante el Serranazo. Pero más que nunca los guatemaltecos debemos estar unidos para presionar y luchar en contra de los personajes más oscuros, más abyectos y más perversos que hemos tenido como gobernantes.