Un actor necesita los golpes de efecto para que se entienda el propósito de su actuación y el viernes el presidente Morales utilizó vehículos militares artillados, al servicio de la PNC pero con camuflaje y tripulantes con ropa de tipo militar, para rodear la Comisión Internacional Contra la Impunidad y circular frente a varias Embajadas, en tanto reclutaba a oficiales del Ejército y agentes de la Policía Nacional Civil para que le sirvieran de telón de fondo en el momento de anunciar lo que inicialmente era la orden para expulsar inmediatamente al comisionado Iván Velásquez, pero que terminó siendo el anuncio de que no pedirá prórroga al mandato de la comisión que vence dentro de un año.

Hemos sostenido que Guatemala está ya viviendo bajo la Dictadura de la Corrupción que no se diferencia mucho de las de Venezuela y Nicaragua porque, como ellas, usa las bayonetas como signo de fuerza olvidando aquella máxima de que las bayonetas sirven de mucho, pero nunca para sentarse en ellas. Para el manoseo de la Policía Nacional Civil hizo falta un cuidadoso plan para remover a toda la cúpula profesional que nunca se hubiera prestado a un desplante de fuerza como el del viernes, pero con el Ejército, tristemente, ni eso hizo falta, lo que deja muy mal parado el prestigio de las Fuerzas Armadas que tienen una cúpula identificada con la Dictadura conformada por todos los que se unen para sacarle raja al Estado.

El sábado fue un día de elogios y mutuos lambisconeos entre el Comandante General y la cúpula que le arropa, para ratificar que hay una identidad absoluta, sin duda acrecentada tras la captura del general Melgar Padilla que no tiene nada que ver con asuntos militares sino con acusaciones muy puntuales sobre manipulación de la justicia.

Tanta queja de mucha gente sobre que la lucha contra la corrupción nos llevaría a situaciones como las de Venezuela y Nicaragua para que llegáramos a ella rapidito y por las mismas razones. Porque tanto Maduro como Ortega están en la condición en que se encuentran porque tienen que preservar un régimen corrupto que les ha permitido amasar grandes fortunas a costillas de la gente pobre de sus países, situación que no difiere en nada de lo que ocurre en Guatemala. Y si hacía falta el uso de la fuerza para demostrar que no están jugando, ya Morales lo hizo en un desplante que por mucho que haya terminado como payasada, es un golpe de efecto diseñado por un comediante que se quería mostrar dictador.

Redacción La Hora

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