Por DAVID KOENIG
Agencia

En el debate sobre los efectos de los aranceles del gobierno de Donald Trump, hay un aspecto poco explorado: La manera en que esto está perjudicando a los puertos estadounidenses, cuyos ingresos se verán pronunciadamente reducidos debido a la disminución de las importaciones.

La AP analizó documentos oficiales y halló que en puertos de diversas partes del país — la costa occidental, la zona de los Grandes Lagos, el Golfo de México — por lo menos el 10% de las importaciones sufrirán los aranceles aplicados por el gobierno de Trump si se aplican en su totalidad.

Desde marzo, Estados Unidos ha impuesto aranceles de hasta 25% sobre productos por valor de casi 85,000 millones de dólares, en las industrias del acero y aluminio y diversos productos chinos, en su mayoría para uso en manufactura.

Dijo Trump en un tuit reciente: “Los aranceles están funcionando de maravilla”. El mandatario sostiene que la medida protegerá a los trabajadores estadounidenses y obligará a los socios comerciales a modificar normas que según Trump, son injustas.

En Nueva Orleans, funcionarios del puerto dicen que la disminución en los envíos ya se está haciendo sentir. Las importaciones de acero allí se han reducido en más de 25% comparado con hace un año, según el director comercial del puerto, Robert Landry.

El puerto está en busca de otras materias que podría importar, pero son escasas las expectativas.

“En nuestro negocio, el acero es lo más rentable”, dijo Landry. «Es un producto pesado, grueso. Cobramos por tonelada así que es rentable. No hay nada que paga más que el acero”.

El puerto de Milwaukee importa acero de Europa y exporta productos agrícolas del centro-occidente del país. Las importaciones de acero no han bajado porque aún siguen vigentes los contratos pactados, dijo el director del puerto Adam Schlicht. Pero ha habido “un cese casi inmediato” de las exportaciones de maíz debido a los aranceles impuestos por la Unión Europa en represalia.

Gran parte de ese maíz “está en los almacenes, que están llenos hasta el tope”, dijo Schlicht.

Otros puertos no se han visto afectados e incluso hay algunos que se han beneficiado de un repunte de actividad en junio y junio debido a que las empresas se han apresurado en hacer pedidos antes de que los aranceles surtan efecto. Ello se dio con productos de manufactura y se extendió artículos minoristas, en preparación para la época de regreso a clases y la Navidad.

“Algunos de mis clientes se están apresurando en hacer pedidos antes de que se apliquen los aranceles”, dijo Peter Schneider, vicepresidente ejecutivo de T.G.S. Transportation, una empresa camionera de Fresno, California.

Las autoridades de varios puertos se manifestaron optimistas luego del anuncio de que Estados Unidos y México llegaron a un acuerdo preliminar para reemplazar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, pues albergan esperanzas de que ello impulsará los envíos. Sin embargo, queda la incógnita sobre si Canadá se incorporará.

Y los administradores de puertos siguen temiendo que Trump cumplirá su promesa de imponer aranceles sobre otros 200,000 millones de dólares en productos chinos, que incluyen alimentos, muebles, alfombras, neumáticos, ropa y cientos de renglones más. Las tarifas encarecerían esos productos para el consumidor estadounidense y si compran menos de esos productos, habrá menos contenedores llegando a los puertos.

El impacto particularmente se hará sentir en puertos de la costa occidental, como los de Los Ángeles o Long Beach.

El alcalde de Los Ángeles Eric Garcetti, en base a información suministrada por los responsables del puerto local, dijo que esa instalación portuaria — la más grande en Estados Unidos — sufrirá una disminución de 20% en los embarques si se aplican las tarifas adicionales contra los productos chinos.

Jock O’Connell, un economista en California experto en temas comerciales, duda que la disminución sea tan pronunciada pero “definitivamente habrá un impacto”.

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