Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com
Entre más avanzada es una democracia mayor es la responsabilidad del cuarto poder; es decir, de la prensa televisiva, radial, escrita y electrónica. Si la verdad y objetividad no se refleja en la noticia, se evidencia que nos encontramos en algo parecido a una dictadura.
Stalin gobernó la Unión de Repúblicas Socialistas a su gusto y a su modo, la verdad era lo que él pensaba y pretender decir que el Organismo Judicial en esos países era un organismo independiente era un sueño.
En Guatemala, el Organismo Judicial en gran parte se considera que es un organismo ecuánime, objetivo e independiente; sin embargo, la carga de la persecución penal, que radica en el Ministerio Público, cambia según las autoridades de turno.
Juan Luis Florido fue tan objetivo, tan imparcial como lo son las personas que profesan un igual sexo al que ellos quieren.
El fiscal Selvin Galindo se caracterizó más por vivir becado e incluso logró ser parte de la Contraloría General de Cuentas, perjudicando así a todos los que no eran de su tendencia personal y política.
La actual situación en nuestro país es una prueba enorme para el Ministerio Publico, y es de esperar que se persiga la verdad y no la conveniencia política.
Veremos qué pasa en los próximos 14 años porque prácticamente ya sabemos lo que sucedió en los últimos 14 años.
El pretender decir que las personas de mi edad van a vivir 14 años es simplemente no ser veraz y objetivo, por ello no me asusta lo que pueda suceder en los próximos 14 años, lo que sí deseo, lo que sí sueño y ambiciono es que en Guatemala el Ministerio Público no esté politizado, ni parcializado como lo estuvo durante la gestión de Juan Luis Florido y Selvin Galindo, mucho menos que esté en manos de individuos de tan baja calaña como el ministro de Salud, Marco Tulio Sosa Ramírez.
Simplemente observaré que en Guatemala se aplique la justicia de forma veraz, imparcial y objetiva; que la prensa, sin excepción, haga también una manifestación de lo que debe ser la información que merece toda la ciudadanía guatemalteca.
En todo caso, prefiero morirme esperando la justicia que vivir como se vivió en el gobierno de Berger, donde se acusó a quien se les dio la gana, sin ningún fundamento en la verdad. Los gobiernos de Óscar Berger, Álvaro Colom y Otto Pérez pueden decir que han sido de todo menos gobernantes que buscaron el bien común en nuestro país.
Me encantaría que el “conejo” abandonara su cueva, se pusiera los pantalones, que le pueden prestar en su propia casa y afrontara la verdad, la ecuanimidad y la justicia, que se supone él estudió antes que le hicieran el favor de graduarse como abogado y notario.
Lo mismo se le aplica a Marco Tulio Sosa Ramírez, a quien le debo haber estado más de seis meses preventivamente detenido y haber destruido mi matrimonio con sus falsas acusaciones.
¡Guatemala es primero!