Alfredo Saavedra

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Periodista y escritor guatemalteco residente en Canadá, trabajó en periodismo activo por 50 años, cubriendo prensa, radio y televisión. Ha publicado los libros de poesía: Declaración Jurada y Recursos de la evasión; en relato Historias de iniquidades y Generalidades y otras maldades; en teatro El Condenado; en interpretación histórica El Color de la sangre y en novela Miércoles de pasión.

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Alfredo Saavedra

Desde Canadá.- Una reciente mañana, agentes federales de Migración ingresaron sorpresivamente a una planta de procesamiento de carne en Morristown, Tennessee, Estados Unidos y procedieron a lanzar una de las mayores redadas, desde que el presidente Trump asumió el poder, como una acción para apresar inmigrantes indocumentados “ilegales”, cita la información suministrada por el diario New York Times.

Agrega el reportaje que docenas de laborantes escaparon tratando de ocultarse donde pudieran en las grandes instalaciones de la procesadora, incluyendo uno que se escondió en un cuarto de refrigeración. Cien trabajadores fueron capturados, la mayoría latinoamericanos es decir casi todos de Centroamérica incluyendo algunos guatemaltecos, en hecho ocurrido en medio del debate sobre los inmigrantes que en el estado de Tennessee se calcula que los hay en una proporción de 320 mil.

Eso con el inconveniente de que fue allí donde el presidente Trump obtuvo un 61 por ciento en las elecciones y, según informa el citado medio, aún goza de amplia popularidad. No obstante, a los pocos días de los hechos descritos familias de los capturados y aún ciudadanos estadounidenses participaron en una manifestación pidiendo justicia para los afectados.

El caso se inscribe dentro del fenómeno de la separación de la familia, porque al producirse las deportaciones eso implica que niños y adolescentes nacidos en los Estados Unidos pueden quedar en el limbo, abandonados a su suerte si es que el gobierno evade ayuda alguna. La Iglesia al parecer podría desempeñar una forma de ayuda, pero leyes locales aprobaron una disposición para impedir hacer santuarios de los templos, por lo que es probable que quien busque refugio allí puede ser sacado por la fuerza. Un rótulo de una iglesia local, que ilustra el reportaje, dice en español «Jesús en ti confío» que le da naturaleza de esperanza a los creyentes.

Como se deducirá, los casos son numerosos, pero vamos a tomar el de un guatemalteco, quien llegó “ilegal” a los Estados Unidos hace 20 años, para realizar tareas pesadas en la mencionada industria, según lo narra su esposa, con quien procreó cuatro hijos, ahora naturalizados estadounidenses por haber nacido en ese territorio. Gloria, (nombre supuesto para protección de su familia) la mayor, de 14 años se perfila como una jovencita sobre quien recaerá la responsabilidad de sus hermanos de ser deportados sus padres, aunque como en algunos casos de deportación el procedimiento es largo, tiene la esperanza, como muchos indocumentados, que de producirse un cambio de la administración gubernamental a favor de los Demócratas, pueda producirse una política más que de compasión de comprensión que los “ilegales” han dado un aporte al país, con trabajos que estadounidenses no aceptan por el esfuerzo físico que implican.

Porque no sólo a esa industria del destace de ganado llegan a trabajar los inmigrantes “ilegales”, también a otras de no menor esfuerzo, como señala el reportaje, pues en particular los de origen mexicano, realizan labores en agricultura que por tradición la gente local, en especial los jóvenes, con justificadas aspiraciones mayores, no desempeñan. Lo positivo de todo esto es que el suceso ha despertado conciencia de solidaridad en los ciudadanos locales, como el caso de la abogada Angela Smith, que se conmovió de tal manera que ha manifestado su decisión de trabajar de forma voluntaria en beneficio legal de los detenidos a raíz del operativo descrito. Una profesora de escuela primaria rompió a llorar al observar la tristeza de los niños alumnos suyos, cuyos padres fueron aprehendidos en la redada. Es esta otra demostración que vivimos en un mundo donde impera la injusticia y la falta de humanismo.

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