Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com
La vida continúa, y fue así como recién egresados y con un sentido de compañerismo y de optimismo, más de la mitad de los egresados, como ya lo he indicado, formamos un bufete de abogados al que llamamos “Cortae”, al cual pertenecí y contribuí económicamente durante un año.
Como es natural, la clientela era prácticamente inexistente y la demanda de trabajo como gerente de las empresas de la familia era de 7 días a la semana y de 12 horas diarias. Muy a mi pesar me retiré del bufete donándole la mayor parte de las instalaciones físicas a mis compañeros, no así mi biblioteca que estaba integrada en su mayoría por manuales jurídicos y otros libros que había traído de Chile cuando había retornado como oficial graduado de la Escuela Militar.
Durante esos primeros años de estudio dividí mi tiempo de 7:30 a 16:30 horas trabajando en nuestro grupo empresarial, donde me inicié como comprador, durante los fines de semana como pagador del personal, lo cual se hacía de forma individual y en efectivo, hecho que producía un contacto muy directo con los pilotos, ayudantes, mecánicos y soldadores.
A partir del año 64 la empresa se dividió en el transporte de combustible y azúcar y la otra parte en el transporte de materiales de construcción directamente en cada proyecto, por lo que varios días a la semana, por cuanto coincidía con el período de vacaciones en la universidad, especialmente en noviembre y diciembre, permanecía fuera de la ciudad coordinando y supervisando todas las actividades de transporte.
El primer proyecto fue con la constructora Contica por el tramo carretero de Molino-Oratorio, Jalpatagua, río paz, frontera con El Salvador.
El segundo proyecto, como ya también lo mencioné, fue con la Nello Teers de Cuilapa-Barberena-la Conora-Asunción Mita, Jutiapa, y frontera con El Salvador.
Habiendo sido exitosos en esta división, la Nello Teer nos contrató en el año 67 para hacer todo el transporte de Cuatro Caminos a Huehuetenango, proyecto que al haber cambiado las condiciones de trituración se duplicó en su envergadura de acarreo, enfrentándome y entregándonos como empresa a un enorme reto, ya que tuvimos que transportar materiales 24 horas al día, con más de 100 vehículos y un doble turno de pilotos, lo que sin duda fue una enorme tarea.
El mismo año acordamos el contrato de transporte de materiales de construcción de la carretera de Río Hondo, Zacapa-Chiquimula-Esquipulas, frontera con Honduras, proyecto que, por su topografía y clima, que bendito Dios fue sumamente benigno, y que hicimos con la Constructora Samco, la cual encabezaba un distinguido grupo de profesionales norteamericanos dirigidos por el que se convirtió en mi compadre, Joe Regenhart, de quien soy padrino de su tercer hijo.
Concluidos estos dos proyectos fuimos solicitados por la compañía Columbus del Perú para hacer un transporte durante el invierno en Honduras y durante el verano hicimos un acarreo completo también en Honduras con la compañía Teer Chamco, los dos proyectos nos significaron una enorme rentabilidad en dólares.
Lo bueno de todo ello fue que en la época seca yo trabajaba en los proyectos y durante la época lluviosa me dedicaba a los estudios universitarios, razón por la cual mis actividades empresariales y estudiantiles fueron simultaneas.
¡Guatemala es primero!
Continuará…