Francisco Cáceres Barrios
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Por el título de este comentario para los amantes de la música clásica les parecerá que me voy a referir a la obra musical, pero lamento desilusionar a quienes así lo pensaron, porque lo estoy utilizando como homónimo del comportamiento del primer mandatario del país. Por ello es que para quienes no han tenido la dicha de escuchar el Bolero de Ravel, debo explicar que se trata de una obra musical creada por el compositor francés Maurice Ravel, inspirada en una danza española, caracterizada por un ritmo y un tiempo invariable, con una melodía obsesiva, repetida una y otra vez sin modificación, solo en los efectos musicales en “crescendo”, hasta terminar en una coda estruendosa.
Cuando los lectores tengan la oportunidad de escucharla seguramente la van a comparar con el comportamiento de nuestro presidente Jimmy Morales, quien se distingue por las repetidas expresiones utilizadas durante su campaña electoral con las que se autoproclamaba como no ser “ni corrupto ni ladrón”, eslogan que utilizó para envolver temáticamente a sus electores quienes, sin ver en él a un estadista o a un político de amplia experiencia, creyeron encontrar a quien pudiera ser diferente a los demás. Con el paso del tiempo, la gran mayoría de los ciudadanos pudimos comprobar el gran error cometido hasta lograr recopilar un gran listado de contradicciones que desvirtuaron la impresión causada originalmente.
Durante el primer año de su mandato el tema siguió siendo repetitivo, especialmente en lo de no ser corrupto ni ladrón sin embargo, fue la Intendencia de Verificación Especial la que encontró en su cuenta seis depósitos de Q50 mil cada uno por un bono que se tomó del Ministerio de la Defensa, claro está, con la complacencia de su titular. Y al poco tiempo aparecieron comprobantes y pagos por varios miles de quetzales para la compra de artículos de uso personal. No obstante, la melodía siguió en “crescendo”, puesto que en sinnúmero de discursos, los que por cierto al Presidente le encanta gesticular cuántas veces puede, aseguró seguir haciendo grandes esfuerzos para erradicar la corrupción en su administración.
No detuvo la repetición. La gestión de la fiscal Thelma Aldana fue felicitada, pero al verse amenazado viró en 180 grados para criticarla duramente y de paso llevarse al Comisionado de la CICIG, pues a pesar de no tener pruebas en su contra, no se tentó el alma para pedir su salida inmediata y declararlo non grato. Continuó entonces su obsesión, asegurando que su gobierno jamás se había opuesto a la lucha contra la corrupción hasta que llegó la “coda estruendosa” con el descubrimiento del financiamiento ilícito de su campaña cuyos compases están por terminar. Así sea.