Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com
Esa tercera etapa de vida tiene como características que me desvinculo no solo de mis padres, hermanas y medio ambiente guatemalteco, sino que me incorporo en Chile en algo desconocido y distinto.
La Escuela Militar está organizada para que todos sus alumnos vivan y supervivan de forma independiente; el régimen alimenticio es uno solo, de tipo espartano, se come lo que ofrecen a la persona, ni más ni menos. Los alumnos están distribuidos en mesas de diez, sin privilegio alguno. El horario de día es uno solo y se inicia a las 5:30 a.m. concluyendo a las 21:00 horas, con una ampliación voluntaria hasta las 23:00 horas de estudio, las salidas semanales son a partir de las 13:00 del día sábado y concluyen el domingo a las 21:00 horas.
Todo ello hace que el alumnado en general aprenda a vivir bajo un mismo crisol y sepa que el régimen de estudios es de 8 a 9 horas diarias, sin excepción individual alguna. Esto templa el carácter de la persona y además lo prepara para una carrera militar en la que todos los graduados serán destinados, según el arma, a diferentes regimientos del extensísimo territorio que es Chile, según el número de vacantes que pueda haber en cada regimiento, esto de cierta forma se aplica a los extranjeros.
Al volver graduado como oficial, desde el 1 de mayo se me asignó como oficial en la segunda zona militar Zacapa, con la excepción que por ser tan numerosos los oficiales que regresamos graduados en diferentes países, el General Ydígoras, Presidente de la República, ordenó un curso de incorporación de 60 días, el cual disfrutamos pues dormíamos en nuestros domicilios particulares y atendíamos estudios de 8 horas a 17 horas, posterior a ese curso los oficiales fuimos enviados a todos las zonas o regimientos del país.
Durante mi estadía en Zacapa, comprendí y viví la exigencia de dos ejércitos, uno 100% de oficiales profesionales y otros profesionales de línea, algunos buenos y algunos regulares.
Es en Zacapa donde hago amistad con Luis Turcios, con Luis Trejo, con Emilio Eva Saldívar, con Marco Antonio Yon Sosa y otros muchos oficiales que se involucraron en el levantamiento del 13 de noviembre, no por política sino por deseos de transformación y superación del Ejército.
Sin embargo, previo a ese levantamiento, los tres oficiales en la Escuela Militar de Equitación, no fueron informados al respecto. En dicha unidad, los subtenientes, Ricardo Méndez Ruiz, Juan Ortiz Mayén y mi persona, eran quienes se encontraban de alta, lo que hacía que esta unidad fuera de educación a los cadetes, pero de muy poca relación con las grandes unidades del Ejército.
En esta segunda parte, de mi tercera etapa de edad, en Zacapa comía en un comedor del barrio Tamarindal, dormía en un edifico colectivo, de dos camas por habitación y baños totalmente colectivos.
En Guatemala, en la Escuela Militar de Equitación, dormíamos en una habitación colectiva para los tres subtenientes, salvo cuando estábamos de franco; por consiguiente, los oficiales de Ejército vivíamos en los cuarteles, salvo si estábamos casados, lo que le permitía al regimiento permanentemente tener un elevado recurso humano.
Como históricamente es sabido, por conflictos profesionales militares, el 13 de noviembre se alzó una cuarta parte del Ejército, que se concentró en Zacapa, y por esa razón no triunfó, dando con ello nacimiento a lo que posteriormente, por adoctrinamientos políticos, se convirtió en una guerrilla de izquierda, donde pelearon oficiales y tropa, los unos contra los otros.
¡Guatemala es primero!
Continuará…