Managua

La presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Vilma Núñez, acusó al presidente Daniel Ortega de provocar «un genocidio» en la ciudad de Masaya, que hoy fue atacada por fuerzas combinadas de policías y paramilitares.

«Estamos en una situación muy grave, Ortega está provocando un genocidio en Nicaragua», dijo Núñez en entrevista al canal 15 de televisión (privado), en la que clamó por el apoyo de la comunidad internacional a «la resistencia cívica» de la población del lugar.

«Daniel Ortega está librando una guerra criminal en contra de un pueblo completamente desarmado. Las fuerzas paramilitares actúan como un ejército invasor decidido a exterminar al pueblo», afirmó.

El ataque, considerado el más feroz realizado contra Masaya, situada a 25 kilómetros de Managua, comenzó en las primeras horas de hoy cuando las fuerzas gubernamentales rodearon la ciudad y dispararon contra el barrio indígena de Monimbó, principal foco de resistencia en la zona.

El canal 15 transmitió imágenes de manifestantes respondiendo con piedras y bombas caseras la ofensiva armada, parapetados detrás de barricadas de adoquines.

Alvaro Leiva, presidente de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH, no gubernamental), dijo por su parte al canal 12 de televisión que en la acción emplearon a «más de mil 500 hombres con armas de guerra de alta potencia».

Leiva aseguró que la situación podría tener un desenlace sangriento y «apocalíptico», debido al uso desproporcionado de la fuerza armada por parte de los efectivos gubernamentales.

Según testigos, las campanas de las iglesias sonaron temprano para alertar a la población, después de que varios francotiradores tomaran posiciones en algunos edificios públicos.

«Nos están atacando por varios puntos aquí en Monimbó», dijo el líder del movimiento estudiantil en Masaya, Cristian Fajardo, que a través de las redes sociales pidió a la población del país «que levanten barricadas y abran zanjas» para seguir la protesta.

Por su parte, el cardenal Leopoldo Brenes, presidente de la Conferencia Episcopal, exhortó por Facebook al pueblo de Masaya a «resguardarse en sus hogares o lugares seguros para evitar una muerte más», y a los fieles los instó a mantenerse en oración permanente.

El obispo de Managua, monseñor Silvio Báez, llamó a los pobladores de Monimbó vía Twitter a desocupar las barricadas y a poner sus vidas a salvo.

Báez señaló que miembros de la Comisión de Verificación y Seguridad del diálogo nacional solicitaron a la Policía ingresar a la zona: «Solicitan corredor humano para los heridos y las ambulancias. ¡Balas llegan hasta la iglesia parroquial!», escribió.

El jefe de Policía de Masaya, Ramón Avellán, había anunciado en la víspera que intervendrían «al costo que sea» en la ciudad para remover todos los tranques (retenes) y barricadas instalados por manifestantes que protestan contra el presidente Daniel Ortega.

«Estamos empeñados en restaurar el bien, la paz, la seguridad, el trabajo, la vida, independientemente de esos pocos que siembran guerra y quieren seguir sembrando guerra y odio en nuestro país», declaró también el lunes la esposa de Ortega y vicepresidenta, Rosario Murillo.

Nicaragua vive su peor crisis en los últimos 40 años. Este miércoles se cumplen tres meses del inicio de las protestas y la cifra de muertos supera las 350, según la ANPDH, que además reporta más de 2 mil heridos y cientos de detenidos.

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