Dra. Ana Cristina Morales Modenesi
Con frecuencia la gente conforme va transcurriendo su vida tiene expresiones acerca de que los tiempos pasados fueron mejores, que antes vivir no era tan difícil como ahora. Que las personas tenían honra y dignidad, que una palabra era una palabra. Es posible que esto lo hayamos oído de nuestros padres, y que ellos lo hayan oído de nuestros abuelos y así de manera sucesiva. Y ahora, quienes también sean padres se lo repiten a sus hijos y/o nietos. Es de considerar que con este mensaje desanimamos a las nuevas generaciones.
Tal vez no solamente se desanimen sino que también se esté descalificando su existencia actual y futura. La verdad es que las cosas están cambiando de manera constante. Unas veces para bien y otras, para algo más que para mal. La pobreza, el hambre, la discriminación, la maldad, la corrupción, la falta de valores, la injusticia e indignidad siempre han existido, así como, la ambición desmesurada de algunas personas por tener y estar en mejores posiciones que otras. No es algo nuevo, pero el mundo es más grande, y por los procesos de comunicación social masivos contribuyen a que nos enteremos de manera casi inmediata de las crueldades y del irrespeto a la vida, dando poca cabida para informar de las cosas buenas de la vida.
La tecnología moderna ha contribuido a que las personas que tienen la posibilidad de su acceso, se sesguen hacia una existencia más cómoda y poco vital. Por ejemplo, más niños prefieren estar jugando videojuegos que compartir instancias con sus familias y padres. La vida transcurre con más aceleramiento, somos muchos más que antes, y para algunos es algo que solamente ven pasar, casi o tal cual, estuviesen observando un programa de televisión. Los ritos y rituales que se mantenían en anteriores sociedades y culturas, y que constituían un elogio a la existencia, encuentran la tendencia a desaparecer y a que también sean colocados por el fanatismo imperante en un plano diabólico.
Las diferencias entre los seres humanos tienden a aumentar, y son muchas más las personas que son valoradas por lo que tienen que por lo que son. También los avances de la ciencia y de la medicina están contribuyendo a que para quienes tienen posibilidades económicas para adquirirlos, prolonguen sus vidas, y hay personas que deseando ya concluir su existencia, continúan forzados a respirar un aire que quizás ya no desean. Porque la muerte es parte de la vida y así como habrá momentos en los que se deseó un trabajo, ser útil y aportar a la sociedad, constituir una familia, y otras cosas más. También es normal que un día de estos, nos podamos decir, estoy esperando la muerte, pero esta se está tardando.
De manera contraria y polarizada, también se encuentran muchas más personas que solo vienen a este mundo a dar un suspiro y se van. A lo mejor deseando haber conocido un poco más de lo que pueda significar vivir.
La gran diferencia de los tiempos de antes y los de hoy, es que somos más, tenemos más alcances científicos que a la suma de todas las cuentas. Pueden constituir una forma de prolongar el mundo o la vida, o una mayor y más potente manera de destrucción. Las cosas simples y pequeñas que desde el inicio de la humanidad han podido ayudar al asombro del ser humano. Han sido desplazadas, y de alguna manera minimizadas y apartadas del diario vivir.
Por consecuencia las personas, la vinculación humana, la conservación de la vida, el respeto por la naturaleza y la vida han tenido un decremento importante, que pone en riesgo nuestro mundo actual y futuro.