Alfredo Saavedra
Desde Canadá.- “No más niños en jaulas” ¿Qué viene después? ¿Los campos de concentración? Clamaban las pancartas exhibidas durante las manifestaciones que se extendieron el sábado pasado a lo largo y ancho de los territorios de Estados Unidos y Canadá, en rechazo a la política del presidente Donald Trump con la separación de niños de sus padres, calificados de inmigrantes ilegales, según textual reportaje de la periodista Ellen Knickmeyer, de Prensa Asociada, reproducido por el destacado diario canadiense Toronto Star.
De acuerdo con el reportaje, grandes urbes y hasta pequeñas ciudades a lo extenso de los Estados Unidos y Canadá movilizaron a millares de manifestantes en una de las mayores demostraciones de rechazo al trato que se le ha dado a los niños y sus madres, en particular, al hacerlos víctimas de un injustificado castigo que resulta una emulación de la siniestra forma en que fueron tratados miles de seres humanos en el pasado por los nefastos sistemas nazi-fascistas.
Significativo resultó que la situación de los niños separados de sus padres motivara de forma tan gigantesca un sentimiento de compasión y de solidaridad que se tradujo en la presencia de esa masa de manifestantes que, como lo informa la corresponsal, tuvo la distinción de que hasta en remotas pequeñas ciudades se expusiera el repudio a esa política represiva del gobierno de Trump.
Las protestas formaron más de 700 marchas desde las ciudades de marcada simpatía con los inmigrantes, como lo son Nueva York y Los Ángeles, hasta las de carácter conservador Appalachia y Wyoming y hasta fue notable la presencia de cientos de manifestantes frente al centro de recreación de Bedminster, Nueva Jersey, donde el presidente Trump pasaba el fin de semana, señala la nota periodística.
No fueron menores las multitudes que desde la ciudad de Halifax, Nueva Escocia, frente al océano Atlántico, hasta Vancouver, costa del Pacífico, en Canadá, inundaron las calles con protestas, que de igual forma fueron masivas en ciudades como Montreal, Quebec y Toronto, esta última considerada la capital del país, aunque de manera oficial lo es Ottawa, centro de operaciones del gobierno canadiense, donde también se hicieron presentes los manifestantes,
Por otra parte, el problema de los inmigrantes indocumentados para los Estados Unidos, ha sido enfocado con acierto, por el experimentado periodista Tony Burman, quien en reciente columna señaló que el gobierno estadounidense debería dirigir su atención a la región de Centroamérica para la búsqueda de incentivos de desarrollo, que alivien el grado extremo de pobreza en que vive la mayoría de sus habitantes y que los obliga a emigrar.
Agrega el analista Burmen: En el próximo mitin político de Donald Trump, ¿qué les diría el presidente de Estados Unidos a sus partidarios sobre la crisis actual de los refugiados centroamericanos si realmente les dijera la verdad? Él admitiría que la única «crisis» en la frontera sur de su país fue la que creó su propia administración. Se inició al decidir separar a los niños refugiados de sus padres mientras buscaban asilo en los Estados Unidos.
¿Reconocería que, a pesar de invocar la retórica de la era nazi sobre los inmigrantes que «infestan a nuestro país», no ha habido un aumento significativo de los cruces fronterizos desde México o América Central? De hecho, las detenciones fronterizas muestran una disminución constante en las últimas dos décadas. Él enfatizaría que ciertamente hay una crisis de violencia dentro de América Central, fomentada por gobiernos deshonestos y corruptos. Pero gran parte de esa cultura de la corrupción, admitiría, ha recibido la aprobación tácita del gobierno de EE. UU., Y fluye del legado de la historia sórdida de Estados Unidos en la región, expone el artículo.