Nizhni Nóvgorod, Rusia
DPA
Francia avanzó hoy a semifinales del Mundial de Rusia y se confirmó como uno de los aspirantes más serios al título con una merecida victoria por 2-0 ante un Uruguay que pagó demasiado caro sus errores.
Un cabezazo de Raphael Varane (40′) y un insólito fallo del arquero Fernando Muslera ante un tiro lejano de Antoine Griezmann (61′) dieron la victoria al equipo de Didier Deschamps, que dominó en juego, posesión y ocasiones de gol el partido en Nizhni Nóvgorod.
Francia mejoró así su actuación de Brasil 2014, cuando cayó en cuartos de final, y quedó un paso más cerca de repetir el título de hace 20 años. El martes jugará en San Petersburgo ante Brasil o Bélgica por un lugar en la final del 15 de julio en Moscú.
Uruguay, que llegaba con uno de sus equipos más sólidos de los últimos años, un pleno de cuatro victorias y solo un gol en contra en el torneo, pagó demasiado cara la baja de Edinson Cavani y los errores en defensa, su punto fuerte.
El partido comenzó con el guion previsto. Francia se adueñó del balón y Uruguay, bien replegado atrás, respondió generando peligro con transiciones veloces conducidas por un Suárez omnipresente y, a falta de Cavani, finalizadas una y otra vez por Stuani.
El hueco más claro para Francia en el muro uruguayo llegaba por la derecha, con Mbappé ganando por velocidad a Diego Laxalt casi en cada duelo. El astro del Paris Saint-Germain pudo también abrir el marcador al recibir un centro solo frente al arco, pero cabeceó alto.
Fue un aviso de los problemas de Uruguay con los balones aéreos, punto frágil que Francia explotó en el gol. Griezmann lanzó un tiro libre generado por una dura entrada que costó amarilla a Rodrigo Bentancur y Varane cabeceó a la red anticipando a toda la defensa.
La respuesta uruguaya fue furiosa y Martín Cáceres estuvo cerca de igualar con un cabezazo bajo y al palo salvado milagrosamente por el arquero Hugo Lloris, pero la pausa llegó con una merecida ventaja para los galos.
Era la primera vez en el Mundial que Uruguay se veía obligado a remontar un resultado adverso. Y la reacción llegó con más potencia que ideas, casi siempre de la mano de un Suárez encendido que no siempre encontró un buen socio en Stuani.
Tabárez reemplazó al delantero por Cristian Rodríguez, pero Francia golpeó por segunda vez del modo más inesperado. Muslera, uno de los arqueros más seguros y experimentados del Mundial, dejó escapar a la red un remate lejano de Griezmann que parecía controlado.
El delantero del Atlético de Madrid evitó celebrar el tanto. Compañero de club y amigo de Diego Godín y José María Giménez, los centrales de Uruguay, el francés es fanático declarado de Uruguay y lo consideró esta semana su «segundo país».
Su mazazo pareció definitivo. Mientras Cavani se tomaba la cara en el banco de suplentes, Mbappé simulaba una falta que enardeció a todo el equipo celeste y Francia entraba en la situación ideal para matar el partido a la contra.
Griezmann y Olivier Giroud estuvieron cerca de aumentar la cuenta e incluso a Suárez parecía faltarle ya la fe y la fuerza, pero el marcador terminó sin cambios.
El pitido final reflejó la ilusión y el orgullo que había generado el Mundial impecable realizado hasta hoy por Uruguay: varios jugadores se despidieron llorando o tendidos en el suelo bajo el aliento de una hinchada incansable: «¡Cada día te quiero más!»
Rusia 2018 se quedó sin ningún equipo hispanohablante de los ocho que comenzaron el torneo. A cambio, encontró el primero de sus cuatro semifinalistas: una Francia que sigue yendo de menos a más y que llega eufórica al tramo decisivo del torneo.