Raul Molina Mejía

rmolina20@hotmail.com

Nació el 20/02/43. Decano de Ingeniería y Rector en funciones de USAC. Cofundador de la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca (RUOG) en 1982. Candidato a alcalde de la capital en 1999. Profesor universitario en Nueva York y la Universidad Alberto Hurtado (Chile). Directivo de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG).

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Raúl Molina

Fui invitado a presenciar las elecciones de México en calidad de observador internacional, junto con cientos de personas de Europa, Norteamérica y países de Centro y Suramérica, incluidos integrantes de URNG y Semilla. La ley mexicana permite esta observación, autorizada por el Instituto Nacional de Elecciones, que es un rasgo democrático al permitir la observación electoral independiente. Después de breve capacitación, fui destinado con un estadounidense a Ixtapan de la Sal, para cubrir varios municipios del Estado de México. Fuimos acompañados por dos observadores nacionales y estuvimos en nuestro primer centro de votación a las 7:30 horas, cuando las juntas de mesa, de seis personas, organizaban el proceso; se agregaron los representantes de las alianzas y partidos políticos que respaldaban candidaturas a presidente, Congreso, y ayuntamiento. A las 8:15 horas votó la primera ciudadana y cuando dejamos el lugar había colas de más de quince personas en cada una de las tres mesas. Al concluir nuestro largo día, visitando nueve centros de votación en varios municipios, observamos la clausura del proceso en el lugar inicial. Se empezó el escrutinio de las cinco urnas en cada mesa a las 18:30 horas y concluyó a las 23:30 horas. A esa hora, ya se sabía en general que López Obrador había salido electo y que había arrasado MORENA, su movimiento y partido. En nuestra observación no detectamos anomalías ni recibimos denuncias; varios líderes señalaron que iba a ser difícil el fraude en los centros electorales y nos instaron a salir a ver los alrededores. No observamos nada anómalo, aunque sí supimos de la compra de votos con dinero y regalos o presiones de empresarios y funcionarios, al estilo guatemalteco. Oímos de maestros y policías que les amenazaron con perder sus trabajos. Aun así, el proceso fue ejemplar.

Destaco: MORENA representó las aspiraciones de cambio del pueblo mexicano, pese a que treinta y dos de sus candidatos fueron asesinados; los partidos tradicionales del sistema, todos juntos, no llegaron al 45% de los votos; la población se preocupó de tener elecciones libres y justas, mostrándose respetuosa de partidos políticos ajenos; las Juntas de mesa trabajaron durante un promedio de dieciséis horas, de forma voluntaria, y solventaron los pocos incidentes en forma adecuada; contrario a otros países “democráticos” con voto voluntario, la abstención no llegó al 40%. Nos impresionó el bajo número de votos nulos, así como la discrecionalidad del voto. En Ixtapan arrasaron López Obrador y MORENA para el Congreso; pero para el ayuntamiento se votó por el candidato de otro partido, por su honestidad. Además, para las 23:00 horas, los otros tres presidenciables reconocieron el triunfo de López Obrador. Eso permitió que éste pudiese celebrar con cientos de miles de personas en El Zócalo del Distrito Federal. Las y los latinoamericanos debemos aprender de este proceso democrático, especialmente en Guatemala, en donde ya existe la misma indignación nacional que llevó a López Obrador a su victoria. El pueblo mexicano dijo basta. Celebremos con él y tomémoslo como ejemplo de ejercicio democrático y cambio progresista.

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