Claudia Escobar
Los problemas sociopolíticos por los que atraviesa Centroamérica están generando olas que traspasan las fronteras de la región. Por algo el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence visitó Guatemala la semana pasada y dejó claro que, la migración de miles de centroamericanos es un tema que amenaza la seguridad de su país. De forma ingenua asume que los presidentes de Guatemala, Honduras y El Salvador pueden hacer algo para evitarlo y les requiere que el éxodo de migrantes tiene que terminar.
A los ciudadanos del Triángulo Norte, Pence les recomendó que: cuiden de sus hijos y edifiquen su vida en su patria. Como si cuidar a los hijos y vivir en su tierra, fuera una opción de las familias que se ven acosadas y amenazadas diariamente por las pandillas. Las declaraciones del mandatario ponen en evidencia el desconocimiento de los problemas de la región y de las causas de la migración.
Uno de los factores que incide directamente en la violencia de nuestros países es el narcotráfico. Resulta que Estados Unidos, es el gran consumidor de la droga que pasa por el Istmo Centroamericano, como afirmó recientemente Roger Noriega, exdiplomático estadounidense, experto en América Latina. Es lamentable que ninguno de los dignatarios mencionara este pequeño detalle en la reunión con el vicepresidente Pence.
La economía de mercado se sustenta sobre el principio básico de ley de la oferta y la demanda. ¿Qué va a hacer Estados Unidos para evitar la demanda de droga de sus habitantes? ¿Qué medidas van a tomar para restringir el contrabando de estupefacientes a su territorio?
Los carteles del narcotráfico y las redes del crimen organizado han contribuido a debilitar las instituciones de justicia en nuestros países, pues a ellos directamente les favorece la impunidad.
Mientras el vicepresidente Pence visitaba la región, en la sede del Diálogo Interamericano, en Washington se llevó a cabo un panel para debatir sobre la relación entre la corrupción y los Derechos Humanos en el Triángulo Norte. En esta actividad se planteó que la incapacidad de los Estados para garantizar los derechos de sus ciudadanos y la corrupción, son factores que aumenta el flujo de migración hacia Estados Unidos.
La experta en redes de corrupción Sarah Chayes afirmó que, en Honduras la corrupción es el sistema operativo, en el cual coexiste el sector púbico, el sector privado y las organizaciones criminales. Este sistema tiene cooptadas las instituciones, pero EE. UU. no tiene el diagrama de cómo operan estas redes y en consecuencia los programas de cooperación que promueve no son efectivos.
En El Salvador existe un sistema endémico de violación a los derechos humanos, provocado por el saqueo de los gobernantes al recurso público, sostuvo el periodista Héctor Silva. Los últimos tres presidentes han robado al país 700 millones de dólares que equivale al 13% del PIB, con lo cual es imposible cubrir las necesidades básicas de la población.
El Procurador de los Derechos Humanos de Guatemala, ejemplificó la forma en que la corrupción opera en los tres organismos del Estado; lo que genera una constante violación a los derechos de los ciudadanos. Aunque ciertos “académicos” en Guatemala consideran que este es un fenómeno normal y que combatirla debilita la economía del país.
Como bien dice el vicepresidente Pence: “Estas naciones tienen que tomar nuevas medidas para enfrentar el narcotráfico y la corrupción, y fortalecer sus economías para beneficio de sus pueblos”. Aunque también los EE. UU. debe reconocer que, sobre el problema de seguridad que enfrentan los países de Centroamérica, su país tiene un grado de responsabilidad y por tanto debe coadyuvar a encontrar la solución efectiva.