MOSCÚ
AP
Bajo la lluvia, Andrés Iniesta abandonó la cancha por última vez como jugador de la selección de España.
El virtuoso volante cumplió con meter el primer penal, pero la tanda resultó aciaga para la Roja: abatida ayer 4-3 por Rusia para despedirse en los octavos de final de la Copa del Mundo.
Iniesta se tapó el rostro con la camiseta y saludó con premura al técnico Fernando Hierro.
Al rato, confirmaba lo que se sabía desde antes de la expedición de Rusia. Había disputado su último Mundial.
«Es una realidad que es mi último partido con la selección”, dijo Iniesta en la zona mixta del estadio Luzhniki de Moscú. “Se acaba una etapa maravillosa”.
Iniesta, de 34 años, había anunciado su salida del Barcelona al final de la temporada para irse a jugar en Japón, tentado por el club Vissel Kobe.
Símbolo del mejor Barcelona y de la mejor selección española de la historia, Iniesta no volverá a jugar con ninguno de los dos.
Se despidió del club con un doblete de La Liga-Copa del Rey, aunque la campaña azulgrana en la Liga de Campeones fue abortada en los cuartos de final al perder ante la Roma.
“No siempre los finales son como uno sueña”, añadió el volante de 34 años. “Las circunstancias lo marcan”.
En su cuarto Mundial, las circunstancias fueron amargas.
No pudo añadir otro título con la selección, en la que fue eje de la sucesión de consagraciones que marcaron una época inolvidable, con la Eurocopa 2008, el Mundial 2010 y la Eurocopa 2012. Tenía 21 años cuando Luis Aragonés le convocó para el Mundial de 2006 en Alemania, su primer gran torneo.
Su último día con la selección le deparó una inesperada suplencia en el once de Hierro, el técnico de emergencia que se designó tras la destitución de Julen Lopetegui cuando en la antesala del torneo se anunció que aceptó dirigir al Real Madrid.
Iniesta ingresó a los 67 minutos por David Silva, de pálido rendimiento.
¿Por qué la suplencia? Hierro no entró en detalles, pero la impresión es que el equipo buscó atacar por las bandas, no por el medio para romper el hormigón defensivo de Rusia, con nueve hombres volcados atrás. El plan no surtió efecto.
Con Iniesta en cancha, España levantó un poco y el mismo centrocampista tuvo la mejor ocasión para desnivelar el 1-1 con el que terminaron los 90 minutos reglamentarios y los 30 de prórroga. Desde el borde del área, sacó un remate que el arquero ruso Igor Akinfeev supo controlar.
“No hemos sido capaces de dar un salto más”, sostuvo Iniesta.
Hierro sólo dijo que la suplencia de Iniesta obedeció a que avizoró un partido largo y que a partir de los 70 minutos “podíamos necesitar otras cosas».
Tras declinar describir cómo fue su charla con Iniesta, Hierro le elogió: “es ejemplar como compañero y jugador”.
Sobre arrancar en la banca, Iniesta manifestó que “el entrenador es el que toma las decisiones, más allá de que uno las comparta o no”.
También comentó sobre el futuro de la selección.
«Lo importante es volver a encontrar el camino del éxito, que no es fácil”, sostuvo. “Es más complicado de lo que parece, la selección seguirá adelante porque jugadores de nivel tiene y eso es lo que debe de intentar”.