Berlín
Agencia (dpa)
Tras una sesión de casi 14 horas de duración, la comisión de presupuestos del Parlamento alemán, el Bundestag, acordó en la madrugada de hoy sus cuentas públicas para 2018, que se mantienen fieles a la filosofía de austeridad de años anteriores al no incurrir en nuevas deudas.
Para el año en curso, Alemania ha presupuestado un balance equilibrado en el que ingresos y gastos ascienden a 343 mil 600 millones de euros (398 mil millones de dólares). Son 2 mil 600 millones de euros más de lo previsto inicialmente.
El aumento de la dotación se explica por el margen de las buenas perspectivas de recaudación fiscal con las que cuenta el Ejecutivo en un momento en el que el empleo en la primera economía europea continúa registrando niveles récord.
Este es el primer presupuesto que saca adelante el Gobierno de coalición integrado por el bloque conservador que dirige la canciller Angela Merkel y el Partido Socialdemócrata (SPD), que comenzó a dirigir la potencia europea en el mes de marzo.
Las cuentas se esperaban con gran expectación en Alemania, dado que son las primeras que firma el ministro socialdemócrata de Finanzas, Olaf Scholz, cuya gestión ha sido observada con lupa tanto en el país como en resto de países europeos con el ánimo de comprobar si se desmarcaría de los postulados de austeridad que han caracterizado los últimos 13 años de Gobierno de Angela Merkel.
Además de ayudas a la compra de vivienda aprobadas para las familias con hijos, que hasta 2021 ascenderán a 2 mil 700 millones de euros, los presupuestos incluyen inversiones por valor de 39 mil 800 millones de euros, que irán a parar, en gran parte, a la digitalización del país. Asimismo, contemplan la creación de nuevos puestos de trabajo en la Policía, en organismos encargados de tramitar los expedientes de los peticionarios de asilo y en las oficinas de aduanas.
El pleno del Bundestag deberá dar su visto bueno a las cuentas la próxima semana. Ya el 6 de julio, el Consejo de Ministros que lidera la canciller Merkel tiene previsto sacar adelante el borrador de los presupuestos de 2019.
La razón por la que los presupuestos para el año en curso se hayan aprobado tan tarde en Alemania son las dificultades que se registraron en el país para formar Gobierno. Durante seis meses, entre finales de septiembre y comienzos de marzo, la potencia europea estuvo dirigida por un Ejecutivo en funciones que carecía de potestad para dar luz verde a las nuevas cuentas.
Desde 2014, el Gobierno alemán ha conseguido cerrar sus cuentas públicas sin contraer nuevas deudas. El de 2018 será, por tanto, su quinto presupuesto consecutivo que saca adelante sin gastar más de lo que ingresa.