Moscú, Rusia
DPA
Las selecciones de Francia y Dinamarca firmaron hoy el empate que necesitaban, y el primer 0-0 de todo el Mundial de fútbol de Rusia, para avanzar a octavos de final en el primer y segundo lugar del Grupo C, respectivamente.
En un partido carente de emociones que acabó con los abucheos del público, las selecciones europeas se llevaron el punto que habían ido a buscar al estadio Luzhniki de Moscú y ya piensan en los octavos de final. Es el primer partido, sobre 38 jugados de momento en el Mundial de Rusia, que acaba sin goles.
Cumplido el trámite, Francia se medirá con el segundo del Grupo D el sábado en Kazán. Dinamarca chocará el domingo en Nizhni Nóvgorod con el primero del D.
El conjunto galo acabó la zona como líder con siete puntos, aunque con una imagen bastante deslucida. Dinamarca le siguió con cinco unidades y Perú quedó en tercer lugar tras vencer 2-0 a Australia en Sochi. Los oceánicos finalizaron últimos con un punto.
El encuentro disputado en el Luzhniki tuvo mucho color en las tribunas, colmadas con más de 78 mil fans. Banderas francesas, danesas y de muchos otros países, el grito de La Marsellesa o «Allez les bleus» e hinchas haciendo la «ola» en una cálida y agradable tarde en la capital rusa. Pero dentro del campo apenas hubo diversión. Por no decir ninguna. Fue un 0-0 que no acabará en escándalo sólo porque Australia cayó ante Perú e hizo finalmente innecesario el pacto.
Tal como se esperaba, tanto Francia como Dinamarca salieron muy contenidos y con una vocación ofensiva cuanto menos limitada, sabiendo que un empate encajaba perfectamente en sus respectivos objetivos. Muy pronto quedó claro que el partido difícilmente se movería del cero.
La primera oportunidad llegó en el cuarto de hora, con un disparo de Olivier Giroud que Kasper Schmeichel sacó al córner. Dinamarca respondió con un contragolpe en el que Christian Eriksen fue desacomodado justo a tiempo por Lucas Hernández cuando estaba por recibir frente al arco de Steve Mandanda.
Aunque la mayor emoción del partido, en realidad, se produjo miles de kilómetros al sur, en Sochi, donde un gol de Perú sobre Australia acrecentaba aún más las posibilidades de Dinamarca y quitaba toda incertidumbre al encuentro en Moscú.
Mientras tanto, Francia y Dinamarca continuaban con su ritmo cansino y su festival de errores. Eriksen lanzaba un balón al lateral en una falla impropia de su categoría, Schmeichel se tomaba todo el tiempo del mundo para sacar desde el fondo y ninguno de los equipos atinaba a acercarse al área contraria con un mínimo de claridad.
Ousmane Dembélé y Antoine Griezmann, de lo más movedizo en el ataque francés, lo intentaron con unos remates poco trascendentes y así llegaron sin pena ni gloria al entretiempo. Sólo una gran cabalgata del delantero del Atlético de Madrid, que corrió unos 70 metros con el balón antes de ser derribado por Mathias Jorgensen, quebró la monotonía de la tarde.