Saransk, Rusia
DPA

El partido ante Irán supuso la primera mancha de Cristiano Ronaldo en un expediente hasta ahora impoluto en el Mundial de fútbol de Rusia.

«Una noche para olvidar», escribió el diario español «Marca». «Ronaldo recordó a Messi, y no en lo bueno», agregó su competidor «As».

El atacante del Real Madrid se fue sin goles por primera vez en Rusia, erró un penal como el argentino Lionel Messi ante Islandia y no fue expulsado del partido solo por muy poco.

El 1-1 en Saransk sirvió al final únicamente para ser segundos del Grupo B, en un dramático duelo a distancia con España -que empató 2-2 con Marruecos- resuelto solo en los últimos segundos de ambos encuentros.

El seleccionador luso, Fernando Santos, justificó la frustración de su máxima estrella. «(Estos jugadores) siempre quieren ganar, siempre quieren ser los mejores. Cuando no lo logran, se enfadan», dijo. «Qué sufrimiento, Cristiano», tituló por su parte el diario «A Bola».

El campeón de Europa cumplió en cualquier caso con su objetivo mínimo: avanzar a los octavos de final. Lo que espera ahí será no obstante complicado, ya que Portugal se mide el sábado en Sochi con un Uruguay en plena forma.

Que el partido de Saransk no terminara en un fiasco para el cinco veces Balón de Oro, debe agradecérselo principalmente a Ricardo Quaresma, que con un magnífico gol puso en ventaja a su equipo en el 45′. Fue el quinto tanto de los portugueses en el Mundial, y el primero que no anotaba Cristiano.

El delantero de 33 años puede agradecerle también al árbitro que solo le mostrara la amarilla por su acción en el minuto 81, en la que soltó el codo en dirección a Morteza Pouraliganji.

«Cuando hay un codo, las reglas dicen que es tarjeta roja. Las reglas no dicen que es distinto si está Messi o Ronaldo», se quejó el seleccionador de Irán, el también portugués Carlos Queiroz.

El videoarbitraje había dado antes al atacante la posibilidad de marcar su quinto tanto en Rusia, pero erró el penal. Por lo demás, Cristiano apenas generó peligro en el arco rival.

«Nos aseguramos de que el balón no le llegara a este genio del fútbol», explicó Queiroz, que sabe bien cómo neutralizar a un jugador al que entrenó de 2008 a 2010 en la selección portuguesa.

Irán peleó con pasión e igualó el partido en el 93 gracias a un penal por mano señalado por el VAR. Poco después, Mahdi Taremi tuvo la oportunidad de dar la gran sorpresa, pero su disparo se estrelló en el lateral de la red. Fue quizá demasiado para los nervios de Cristiano, que de camino al vestuario hizo irónico el signo de la pantalla de video.

Una vez tranquilizado, el capitán luso empezó a disfrutar del pase a octavos. «Ey, estamos clasificados», gritó a los periodistas, en una de sus pocas palabras públicas en lo que va de Mundial.

En el avión de vuelta al campamento portugués a Kratovo, junto a Moscú, Cristiano subió una foto a sus redes sociales en la que se veía al equipo celebrando. «Objetivo cumplido. Unidos y centrados en los octavos de final. Vamos Portugal», escribió de nuevo con una sonrisa.

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