Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt
Ayer vi un interesante video en el que aparece Jimmy Morales criticando, en tono encendido, la forma en que se otorgan privilegios a los dignatarios, y decía en plena campaña que era inaudito que tuvieran carro blindado, carro de coleros con guardaespaldas y hasta una patrulla de la policía como custodios; le parecía, cuando era candidato, inaudito que a los gobernantes hasta les pagaran la comida y pudieran hartarse de gratis mientras el pueblo se moría de hambre. Dijo que todo eso era una traición a lo que significa la oportunidad de servir al país, distinción que le parecía un honor que no ameritaba esa clase de privilegios.
Decía también que todos esos privilegios habían sido cuantificados por expertos y estimaban que el país se podría ahorrar 25 mil millones de quetzales si los eliminaba. Ignoro de dónde sacó la cifra y si existen los tales expertos, pero en plena campaña la afirmación del candidato que se presentaba como “ni corrupto ni ladrón” sonaba a interesante promesa electoral para marcar un nuevo estilo de gestión en el desempeño de las funciones públicas.
Pero una cosa es estar en campaña, frente a un micrófono que aguanta con todo y otra muy distinta toparse con la realidad de los poderes fácticos que saben precisamente cómo tienen que copar a los que llegan al poder para someterlos. La paranoia por la seguridad es uno de los puntos flacos de cualquiera, siendo una forma fácil de asegurarse poder e influencia y aunque ahora ya no existe el Estado Mayor Presidencial que era experto en esa forma de control y cooptación, cuando existen roscas o juntitas que saben cómo es el juego, vuelven a convertir en dependientes a cualquiera que cae bajo su poder.
Si alguien ha visto la comitiva del presidente de la República, Jimmy Morales, verá que lo de un blindado, colero y patrulla es piropo para la forma en que se desplaza porque se trata de una inmensa caravana encabezada por motoristas que apartan a los automovilistas para despejarle el camino al poderoso (?) personaje. La misma comitiva del vicepresidente Jafeth Cabrera es impresionante en sus desplazamientos de la zona 14 a la Casa Presidencial, en donde está ubicado su despacho.
Lo de la comida ni digamos, porque no es sólo que les regalen lo que les nutre todos los días sino que además está a la vista la cantidad de licores y viandas que les provee la SAAS. Ni idea tenía el mismo Morales que hasta sus anteojos de lujo serían pagados a costa del erario público porque todo, absolutamente todo, sale del presupuesto de esa dependencia, lo que implica que el sueldo presidencial y hasta los bonos como el que recibía del Ejército, se convierten en ingreso líquido de quienes nos gobiernan.
No sé qué sentirá Jimmy Morales cuando ve un video como ese que circula y que lo deja en tan pobre predicado, pero hasta él tiene que sentir un mínimo de vergüenza por la forma en que engañó a los electores.