Por agencia/dpa
Washington
El equipo del fiscal especial estadounidense que investiga la supuesta injerencia rusa en las elecciones de 2016, Robert Mueller, acusó la tarde de ayer al exjefe de campaña del presidente Donald Trump, Paul Manafort, de intentar influir a testigos.
Así se desprende de los documentos judiciales según los cuales Manafort intentó contactar a testigos a través de un mediador de un programa de mensajería encriptado. Según los documentos, el exjefe de campaña de Trump intentó persuadirlos de que prestasen falso testimonio sobre el trabajo de lobby que realizaron a sus órdenes.
Los intentos de contactar tuvieron lugar entre febrero y abril, mientras Manafort se encontraba en arresto domiciliario. El exjefe de campaña tiene que responder ante los tribunales por conspiración criminal, evasión fiscal y lavado de capital por valor de 30 millones de dólares. Manafort, de 69 años, se ha declarado no culpable.
La acusación surgió de las investigaciones de Mueller sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones presidenciales que ganó Trump en 2016.
Manafort dirigió la campaña de Trump entre junio y agosto de 2016, pero las acusaciones en su contra no están relacionadas con ella, sino con sus actividades políticas en el este de Europa, sobre todo para el Gobierno ucraniano.
En los documentos del lunes no aparecen los nombres de los testigos a los que se les acusa de haber intentado influir. Según la fiscalía, formaban parte de una empresa de relaciones públicas. Se acusa a Manafort de haber pagado a políticos europeos para hacer trabajos de lobby.
La Fiscalía alega que formaba parte de una campaña de lobby secreta en Estados Unidos y que Manafort debería haberse registrado para ello. Sin embargo, Manafort afirma que ese trabajo se limitó a la Unión Europea (UE).