Stu  Velasco
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El Volcán de Fuego desató su furia con el indomable poder de la naturaleza, arrasando a su paso con la plenitud de toda vida, destruyendo en un instante obras fruto del esfuerzo y sacrificio humano, años de trabajo de guatemaltecos que con afán trabajaron tesoneramente para construir una humilde y acogedora vivienda, se convirtieron en escombros bajo el ardiente calor de la lava, que alcanzó a apagar la vida de valiosos y emprendedores guatemaltecos.

Más de 35 hermanos guatemaltecos se han reportado fallecidos, sus familias e hijos se visten de luto y sufrirán las consecuencias sociales, económicas como  dificultades propias de la ausencia de una madre, padre y hermano que era pilar de subsistencia y hacía posible las metas y anhelos de los suyos. De forma incesante la búsqueda de víctimas continúa y lamentablemente el augurio que asciendan las víctimas mortales son altas, dada la fuerza de la naturaleza y las condiciones como ubicación de alto riesgo de las comunidades situadas en las faldas del coloso.

Ante la tenebrosa muerte y desolación se erigen Héroes de Verdad, mujeres y hombres de acero, de pensamiento estoico, de templanza inquebrantable, capaces de vencer el miedo al que muchos mortales sucumben, guatemaltecos de carne y hueso que se plantan con ejemplo de gallardía y heroísmo ante la descomunal y mortal acción del volcán que ha hecho alusión a su temible nombre -de Fuego-.

Nuestros Héroes de Verdad poseen privilegiados nombres, BOMBEROS,  POLICÍAS, SOLDADOS, RESCATISTAS,  y deben ser escritos bajo el título “Héroes de Verdad” con letras de oro en la historia de nuestro país, por volcarse sin temor a ser abrazados por la muerte en donde no existe retorno, a devolver la vida, la esperanza, la alegría a cientos de familias, por haber llegado puntualmente y alzado en brazos a niños, mujeres y hombres que estaban por expirar el aliento de vida y hoy están bajo resguardo y abrigo con certeza de vivir.

Ante la tragedia ocurrida y el genuino ejemplo de nuestros Héroes de Verdad, nos corresponde no defraudarlos; desde el señor Presidente de la República, señores diputados, Procurador General de la Nación, ministros de Estado, trabajar sin demora, sin excusas, para activar todo mecanismo de auxilio que la ley establezca para atender la urgente necesidad de ayuda que urgen miles de familias guatemaltecas,  declarado el Estado de Calamidad en los departamentos afectados directamente, también velar por el grupo más vulnerable ante estos fenómenos, nuestra niñez. Tener presente que lo que desea escuchar las víctimas de esta tragedia como todos los guatemaltecos son mensajes que denoten seguridad y capacidad ante la calamidad ocurrida, que fluyan los fondos públicos-financieros para la atención de la misma y sean ejecutados con agilidad, transparencia y calidad del gasto. Nadie pretenda aprovechar la tragedia para venderse como falso redentor, quien lo decida hacer, solo remarcará su mala calificación ante nuestra sociedad.

Sin embargo, para superar la tragedia acaecida, también el Estado necesita del apoyo de todo el país, y aquí el mensaje, para el sector privado organizado, sociedad civil, políticos, líderes, organizaciones de causas sociales y ciudadanos, volquémonos a brindarle el apoyo a nuestros hermanos guatemaltecos, y a el Estado para que juntos como una Guatemala nos demostremos que sabemos dejar a un lado, nuestras ideologías, diferencias, e incluso nuestras confrontaciones políticas y sociales cuando se trata de tender la mano y hacer que ante la desolación y muerte nuestro país renazca y continúe la esperanza de un mejor país. A quienes ya se han pronunciado e iniciado su apoyo muchas gracias.

Estamos de duelo nacional, nuestra Guatemala florecerá porque posee ¡Héroes de Verdad!

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