Seis estudiantes heridos, uno de ellos grave, dejó un ataque armado de supuestos activistas del Gobierno de Nicaragua contra jóvenes atrincherados en una universidad capitalina, denunció hoy Víctor Cuadras, vocero del Movimiento Universitario 19 de Abril (M19A).
Managua/dpa
En declaraciones a dpa, Cuadras dijo que el ataque ocurrió esta madrugada (local) contra la Universidad Politécnica (Upoli), zona norte de la capital y foco de las protestas de la semana antepasada.
“El ataque empezó a la una de la madrugada (07:00 GMT) y duró casi tres horas. Los muchachos estaban durmiendo cuando escucharon las detonaciones de ‘morteros’ (bombas caseras) y armas de fuego”, indicó.
Según Cuadras, los atacantes vestían de civil y eran miembros de la Juventud Sandinista, organización del gobernante partido Frente Sandinista que ha sido utilizada como fuerza de choque para reprimir manifestaciones opositoras.
Señaló que efectivos antimotines habían llegado horas antes a la zona de la Upoli, lo que hizo que pobladores de dos barrios vecinos levantaran barricadas de adoquines y piedras «para proteger y defender a los estudiantes».
“La Policía estaba detrás de los atacantes y en ningún momento intervino para detenerlos”, añadió Cuadras al señalar que los seis heridos fueron llevados al hospital en ambulancias de la Cruz Roja.
Mientras, tres de los estudiantes testigos del ataque confirmaron en rueda de prensa que los desconocidos dispararon con armas de fuego de corto y largo alcance contra el recinto universitario.
“Pedimos el apoyo de la sociedad y el pueblo nicaragüense. Estas armas no son para lastimarnos sino para matarnos”, dijo uno de los universitarios en un video transmitido por el diario local “La Prensa” en vivo en su cuenta de Facebook.
La Upoli permanece resguardada por estudiantes desde hace dos semanas, a raíz de las protestas sociales que se iniciaron contra una reforma al Seguro Social que aumentaba las cuotas o aportes de trabajadores, empresarios y jubilados.
Si bien el presidente Daniel Ortega revocó la reforma, las protestas se extendieron tras la violenta acción de la Policía, que dejó diez muertos según el Gobierno y unos 63 según organismos de derechos humanos independientes, además de centenares de heridos y detenidos, en su mayoría jóvenes.