Ayer se produjo un importante cambio en Guatemala que puede consolidar la brecha que se ha abierto en la ruta hacia la construcción de un país transparente. CICIG y MP presentaron la segunda fase de la investigación sobre el financiamiento electoral ilícito recibido por FCN y los empresarios que entregaron en forma anónima y secreta los aportes a quien el mismo Jimmy Morales les indicó, reconocieron el hecho asumiendo su responsabilidad justamente cuando en el Congreso se discute con mala leche la reforma al artículo del Código Penal que castiga como delictivos esos hechos.

La alianza entre políticos y financistas es de larga data y ha sido un valor entendido que ni unos ni otros quieren que se divulguen las donaciones y aportes. El secreto ha sido esencial porque de ello depende no sólo que los políticos se puedan embolsar fuertes sumas aún antes de llegar al poder, sino también porque así los donantes no están sujetos al escrutinio público cuando ejercen las influencias adquiridas. Cuando alguien les pide aportes de campaña públicos y debidamente reportados, se le niegan porque ello no entra en las reglas del juego.

Hoy todo cambió radicalmente y hay muchos que salen con lastimaduras importantes. La primera puede ser de los empresarios que pusieron fin a la eterna historia de que la ley no estaba hecha para nadie con poder político o económico y eso significa muchísimo, tanto como para justificar que se vea esto como un parteaguas. Hay voces críticas que reclaman por qué los empresarios pudieron explicar su situación lejos de una sala de audiencias, pero también hay otras voces que ven esto como una ruptura definitiva con las viejas prácticas del pasado que permitieron la cooptación del Estado. Si se comprometen de manera absoluta contra la corrupción, pueden sanar sus heridas y ayudar a construir un país menos podrido.

Lastimado sale también el mismo Presidente de la República, él sin chance de curar heridas, señalado por haber específicamente solicitado que el financiamiento fuera en secreto. Dijo que para preservar su imagen de candidato humilde, pero no hay forma de establecer cómo se gastó ese dinero y cuánto fue efectivamente para los fiscales de mesa. Fue cooptado desde su campaña y prueba de ello es que entregó puestos clave a operadores de ese financiamiento.

Y no digamos los políticos en general que se quedan sin esas jugosas fuentes de financiamiento que eran también su caja chica para mejorar el nivel de vida. Pase lo que pase de ahora en adelante, ayer se dio un parteaguas.

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