Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt
Ayer las reacciones en el Congreso fueron de enojo mostrado de manera insolente tras conocerse no sólo el destape de nuevas investigaciones sobre financiamiento electoral ilícito, sino la solicitud para que el partido FCN sea cancelado por el mal manejo que hizo de aportes recibidos. Justamente cuando los diputados estaban chantajeando para fortalecer el Pacto de Corruptos a cambio de una legislación benevolente, para decir lo menos, del delito de financiamiento electoral anónimo, sale a luz la forma en que el mismo candidato que ganó porque se presentó como “ni corrupto ni ladrón”, pidió que los aportes se los dieran mediante triangulaciones financieras para evitar precisamente la fiscalización y que la gente supiera que él, como todos los mañosos de la vieja política era de los que vendían el alma al diablo.
Si alguna duda había de por qué Morales no s e definió claramente contra la corrupción desde el inicio de su presidencia ahora queda clarísimo que siendo él un encubierto exponente de la vieja política no podía esperarse nada distinto y también las razones por las que ha sido instrumento importante en el pacto que dirige el alcalde Arzú y que ahora muestra graves debilidades que la ciudadanía honrada tiene que aprovechar para empujar a la construcción de un modelo político distinto, en el que la corrupción deje de ser el eje y motor de la función del mismo Estado.
Para esa gente era fundamental que quienes participaron en el financiamiento electoral anónimo se quedaran así, en el anonimato, y que en todo caso negaran cualquier responsabilidad en los hechos. Por ello ofrecían casi un indulto con las reformas al Código Penal para garantizarles que no irían a la cárcel y que podría continuar sin sobresaltos el viejo acuerdo entre políticos y financistas para preservar el eterno tráfico de influencias.
Al aceptar los empresarios que violaron la ley entregando financiamiento electoral anónimo e ilícito al entonces Secretario General y candidato de FCN, se derrumba todo el esquema que para el Pacto de Corruptos era vital. Yo considero que el grupo empresarial que se presentó ayer para dar la cara, como literalmente dijeron, está ayudando en mucho a que podamos continuar con la lucha contra la corrupción porque siempre he dicho que sin reconocer la existencia de los vicios no podemos atacarlos y ahora está puesta sobre la mesa la realidad del país, la realidad de esa política “nueva” que resultó tan podrida como aquella “vieja” de la que tanto se habló en la campaña pasada.
Es obvio que en futuros procesos no habrá ese chorro de dinero anónimo del que nadie da cuenta y que igual sirve para propaganda o logística electoral o para que Presidentes y Vicepresidentes compren mansiones desde antes de llegar al poder.
Las figuras de Arzú y Morales lucen hoy debilitadas al quedar únicamente en compañía de otros políticos que tiemblan porque su Pacto de Corruptos tambalea y porque se quedarán sin partido y, desde luego, sin el poder que les ha permitido enriquecerse.
Con ellos en soledad, vienen los días más duros del esfuerzo, pero ahora podemos empezar a ver luz al final del túnel.