Hoy se llevó a cabo la presentación del Plan de la Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte con el que los Presidentes de Guatemala, El Salvador y Honduras quieren plantear soluciones a los principales problemas que afectan a nuestros países y que salieron a relucir con mucha mayor relevancia con la crisis de los menores migrantes no acompañados que llegaron a Estados Unidos a mediados de año.
Históricamente, nuestros países tienen la tradición de enfrentar problemas que son atendidos en el momento, pero que no se enfrentan de raíz, generando la certeza de que en conjunto se ha hecho lo más conveniente para poder lograr las condiciones que favorezcan el desarrollo de los ciudadanos.
Un plan para detener la migración simplemente, sería un fracaso porque ya vimos que las prácticas de instalar muros, fortalecer las policías fronterizas e incluso utilizar sistemas de tecnología moderna no son suficientes para poder detener la oleada que año con año se sufre y que ha hecho que alrededor del 10 por ciento de los guatemaltecos hayan terminado buscando esas nuevas oportunidades en Estados Unidos.
El tema principal para detener la migración es que el ambiente en Guatemala para plantearse el futuro individual y familiar tiene que ser mucho más prometedor que lo que la tarea de irse al norte significa. En el plan que presentaron hoy los Presidentes, se habla de cuatro pilares fundamentales: Infraestructura, inversión en capital humano, seguridad y justicia, y el establecimiento de una política de fortalecimiento institucional que garantice la transparencia y la fortaleza financiera de los Estados.
Claro que el papel aguanta con todo y es muy bonito pensar que se tienen contempladas cuatro áreas fundamentales para iniciar esa ruta que nos permita abandonar esos puestos de vergüenza en cuanto a desarrollo humano, oportunidades para nuestra gente y los indicadores de violencia con los que nos toca vivir.
Pero lo más importante es que se haga todo este proceso con esa transparencia que se estipula en el cuarto de los puntos. Porque si es que se logra tener la claridad de que los fondos serán utilizados de manera correcta en las tareas en que se tienen contempladas, será mucho más fácil poder contar con el apoyo internacional para ampliar lo que podría convertirse en un mini Plan Marshall o mini Plan Colombia.
Será importante el rol que instituciones internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo jueguen para buscar la buena práctica de la ejecución del proyecto. Insistimos que si un plan de este tipo no garantiza un esfuerzo titánico por ser eficiente y transparente, será un duro golpe a las oportunidades de nuestros ciudadanos. Solo el desarrollo en paz y equidad detendrá la migración.