Doral, Florida, EE.UU.
Por Agencias/Ap
Como líder del Comando Sur, John Kelly había desempeñado un papel importante en los esfuerzos de Estados Unidos por frenar el flujo de drogas procedentes de Honduras y de otras naciones al sur de la frontera, una misión que reforzó sus atributos diplomáticos y lo ayudó a conseguir un trabajo más grande todavía: el de Jefe del Despacho Presidencial de Donald Trump.
Kelly le dijo al Congreso en 2015 que el Gobierno hondureño trabajaba duro, junto con Estados Unidos, para combatir el tráfico de drogas y resguardar a sus ciudadanos de la violencia.
“Organizaciones de derechos humanos me han dicho que Honduras registra progresos reales”, manifestó.
Kelly no indicó qué organizaciones le habían dicho eso. De hecho, importantes agrupaciones que seguían el estado de los derechos humanos en Honduras estaban diciendo todo lo contrario.
COBRA RELEVANCIA DE NUEVO
Estos asuntos cobran nuevamente prominencia esta semana, en que el presidente Trump ha vuelto a denunciar la inmigración proveniente de Honduras y otros países centroamericanos cuyos habitantes buscan escapar a las pandillas, la corrupción policial y otros flagelos. Trump está decidido a construir un muro a lo largo de la frontera con México para impedir el ingreso ilegal de inmigrantes.
La semana pasada planteó que efectivos de la Guardia Nacional debían colaborar en la vigilancia de la frontera y amenazó con cortar la ayuda a Honduras en momentos en que una caravana de migrantes cruzaba México.
NO TENÍA ALTERNATIVA
James Nealon, exembajador estadounidense en Honduras y que considera a Kelly un amigo, dijo que el General no tenía otra alternativa que trabajar con “gente imperfecta y con instituciones imperfectas”.
Desde fines de 2012 a principios de 2016, Kelly forjó estrechos lazos con los militares y los jefes de seguridad hondureños, a pesar de que miembros del gobierno de Barack Obama expresaban preocupación por los vínculos entre el narcotráfico y altos funcionarios del Gobierno hondureño, según entrevistas con más de veinte exfuncionarios y personas que colaboraron de cerca con Kelly, así como con defensores de los derechos humanos, exfuncionarios hondureños y académicos.
Kelly pensaba que Centroamérica no necesitaba funcionarios que tomasen decisiones desde la comodidad de sus oficinas con aire acondicionado en Washington. Excolegas expresaron que los funcionarios hondureños consideraban que Kelly no tenía ataduras con la estructura de poder de Washington y les agradaba la idea de que tenía una línea telefónica abierta y un avión. Kelly hizo doce viajes a Honduras, el segundo destino que más visitó durante su gestión, superado solo por el centro de detención militar de Guantánamo, de acuerdo con los archivos.
Kelly sabía que el país sería clave en la lucha contra el narcotráfico, ya que casi el 90 por ciento de las drogas provenientes de América del Sur pasaban por Honduras.
Kelly entabló lo que describió como una amistad con el nuevo presidente electo de Honduras Juan Orlando Hernández, el candidato del partido de gobierno que prometió imponer el orden. Hernández buscó contactarse con Kelly antes de asumir como presidente en enero de 2014. Los dos cenaron en una residencia privada de Miami y volvieron a verse cuando Kelly fue de paseo a Tegucigalpa semanas después.
El General de cuatro estrellas se atribuyó parte del mérito más tarde por lo que consideró los progresos registrados por ese país de nueve millones de habitantes y dijo que estaba encaminando las relaciones entre Estados Unidos y Honduras cumpliendo un papel diplomático que rebasaba sus funciones militares.
“El general John Kelly debe haber sabido de la impunidad, la corrupción y los lazos entre ellos y la violencia que alentó un aumento en la emigración espontánea en Honduras bajo su gestión”, afirmó Fulton Armstrong, quien trabajó en Honduras y en otros sitios de Centroamérica y México para la CIA, el Consejo de Seguridad Nacional y la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.
Excolegas de Washington dijeron que Kelly cabildeó efectivamente para que se asignase dinero a programas para Centroamérica. El gobierno de Obama aumentó la ayuda a la región en 2014 después de llegar a la conclusión de que mejorar la seguridad y la gobernabilidad de Honduras, Guatemala y El Salvador beneficiaría a Estados Unidos.
Entre bambalinas, Kelly se reunió con los comandantes de la policía hondureña e invitó a altos oficiales a la Conferencia anual de Seguridad en Centroamérica, que en 2015 estuvo auspiciada por el Comando Sur y las Fuerzas Armadas hondureñas. Fue la primera vez que los líderes de la policía hondureña fueron invitados al evento, afirmó Kelly a los periodistas. “Ahora hemos decidido trabajar más de cerca”, indicó.
Kelly mantuvo encuentros periódicos con organizaciones de derechos humanos, pero no parecía muy receptivo a las críticas, según varios participantes.
EN LA CASA BLANCA
El presidente electo Trump trajo a Kelly de vuelta al Gobierno en diciembre de 2016, pidiéndole que encabezase el Departamento de Seguridad Nacional. Dijo que Kelly era un líder, “la persona indicada para dirigir la urgente misión de frenar la inmigración ilegal y reforzar la vigilancia de nuestras fronteras”.
En julio de 2017, Trump le pidió a Kelly que se hiciese cargo de la jefatura de su despacho. El presidente hondureño Hernández agregó que esperaba que ese nombramiento ayudase a su país a sacarle el mejor provecho a su relación con Estados Unidos.
A fines del año pasado, luego de que Hernández fuese declarado ganador de la elección presidencial, miles de hondureños salieron a las calles y acusaron al gobierno de robarse la consulta mediante un fraude. Investigadores de las Naciones Unidas dijeron que las fuerzas de seguridad habían usado la fuerza en exceso contra los manifestantes, golpeando y pateando a algunos y que les había disparado a otros que estaban alejándose. Al menos diez transeúntes murieron o resultaron heridos por balas perdidas de la policía, que “abrió fuego indiscriminadamente contra los manifestantes”, señaló el informe.
En medio de la crisis generada por la votación, el gobierno de Trump certificó que Honduras había progresado en la lucha contra la corrupción y en defensa de los derechos humanos, despejando el camino para que Honduras recibiese millones de dólares en ayuda.
En la Casa Blanca Kelly ha tenido poco tiempo para hacer gestiones públicas con sus antiguos aliados latinoamericanos sobre asuntos de seguridad. Una tarde reciente en el Comando Sur, el capitán Newson informó a la AP que Kelly dejó una sólida red de contactos en Centroamérica y que los funcionarios del departamento de Defensa habían estado aprovechándolos para combatir amenazas en la región de China, Rusia y Estado Islámico.
En un discurso que dio días antes de asumir como Jefe de Despacho de la Presidencia, Kelly mencionó su paso por el Comando Sur y sus experiencias con Honduras y sus vecinos como prueba de su compromiso con la protección de “la gente del sur” ante la violencia política.
“Trabajamos muy, muy duro para tratar de influir en las vidas de personas que viven en sitios como América Central”, declaró Kelly ante una audiencia en el Aspen Institute. “Mucho de lo que hacía día tras día, semana tras semana, año tras año, estuvo relacionado con el desarrollo social y económico y siempre, siempre, siempre, con los derechos humanos”.