Por agencias/dpa
Estambul

Los presidentes de Rusia y Turquía, Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdogan, dieron hoy en Ankara el pistoletazo de salida a la construcción de la primera central nuclear turca, antes de la cumbre sobre Siria que celebrarán el miércoles junto con Irán.

Putin y Erdogan asistieron por videoconferencia al inicio de la construcción de la planta en Mersin, en el sur de Turquía. El proyecto, de 20.000 millones de dólares (16.200 millones de euros), está a cargo principalmente de la empresa estatal rusa Rosatom. La primera piedra se puso en 2015, los primeros reactores comenzarán a funcionar en 2023 y la planta estará a pleno rendimiento en 2025.

Según Erdogan, que se refirió a Putin como su «querido amigo», el proyecto ruso-turco es «histórico» para las relaciones entre ambos países. «Hoy no sólo asistimos a la construcción de la primera planta nuclear turca, sino que también sentamos las bases para la industria atómica en Turquía. Hoy fundamos un nuevo sector», afirmó por su parte Putin.

Un grupo de detractores de la energía atómica se manifestón hoy ante el Parlamento, en Ankara. Los medioambientalistas critican desde hace tiempo el proyecto y aluden, entre otros, al riesgo de terremotos en la zona.

Se trata del primer viaje de Putin al extranjero desde su reelección como presidente el mes pasado. En 2017 se reunió con Erdogan en ocho ocasiones, en medio de una mejora de las relaciones entre Rusia y Turquía, con cooperacíon en proyectos energéticos y en Siria. En medio de las tensiones con Occidente, Erdogan se ha acercado cada vez más a Moscú.

En la cumbre sobre Siria del miércoles, Putin y Erdogan se reunirán con el presidente iraní, Hassan Rohani, para debatir sobre cómo poner fin a la guerra civil desatada en el país en 2011, que dejó unos 500.000 muertos, cinco millones de refugiados y seis de desplazados.

Rusia e Irán apoyan al presidente sirio, Bashar al Assad, mientras que Turquía respalda a la oposición y lucha contra las milicias kurdas en el norte de Siria. Las tres naciones son garantes en el proceso de Astaná, que tiene como objetivo alcanzar treguas.

Según una fuente del Gobierno turco, las conversaciones del miércoles se centrarán la creación de zonas para reducir el conflicto y en asuntos humanitarios.

Un asesor de Erdogan explicó el fin de semana a CNN Turk que Rusia abrió el espacio aéreo Sirio para permitir los ataques de Turquía contra los kurdos en Afrin. Sin Rusia, «no podríamos haber volado ni un vehículo no tripulado. Nos posibilitaron mucho», explicó Ilnur Cevik.

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