Francisco Cáceres Barrios
A pesar de los dos accidentes de tránsito ocurridos este mes en el mismo sitio, carretera Interamericana, con similares consecuencias de pérdidas de vidas humanas, heridos, daños y perjuicios, todo sigue igual. Sin ninguna iniciativa para crear una entidad pública o privada que se pusiera a investigar qué fue lo que realmente provocaron ambos accidentes y ponerse a tomar las medidas preventivas para evitarlos. Indiferencia fatal. Los vehículos de todo tipo y características se mantienen corriendo a altas velocidades por nuestras calles y carreteras sin que nadie les diga nada, porque las autoridades no pasan de poner uno que otro control pueblerino, a la hora y lugar más inadecuado posible, solo útil para pedir los mentados “papeles” sin revisar técnicamente el vehículo, sino solo al “ojímetro” ven sus llantas, frenos, luces y tantas cosas que por su mal estado pudieran causar accidentes.
Ni hablar de medidores de velocidad, alcoholímetros, aplicación de métodos para medir el estado de las llantas, controladores de carga o al menos, que los agentes ingresaran a las camionetas para comprobar que no van sobre cargadas y así tomar alguna acción preventiva de accidentes. Aquí, en esta tierra tan linda y próspera seguimos sin lograr que se respete la vida humana, por más pedidos o exigencias que se formulen. Aquí, nuestros politiqueros prefieren mantenerse haciéndole la camita a quienes se opongan a sus ambiciones de salir de pobres en menos de lo que canta un gallo. Por ello, es que se nos enchina la piel con solo pensar en la enorme cantidad de desastres que pueden ocurrir durante la época de verano, cuando medio mundo sale de su lugar de residencia a visitar a sus familiares o a disfrutar de nuestras bellezas naturales.
Pero lo anterior resulta insignificante cuando fácilmente se comprueba el cada vez mayor incremento de conductores de vehículos que en Guatemala se ha vuelto agresivo, violento e irresponsable, que los lleva a tirarle encima el vehículo que conducen a quien lo hace a velocidad moderada, con tal de rebasarlo y desahogar el desenfreno de sus euforias, pensamientos y actitudes. Porque si bien es cierto que cada quien es libre de hacer lo que mejor le plazca, eso no debiera significar transgredir las normas que regulan el tomar un timón de un vehículo automotor entre sus manos olvidándose por completo que su irresponsabilidad no solo puede perjudicar a sus seres queridos, sino también a tanta gente que no tiene por qué sufrir las consecuencias de su ignorancia, irresponsabilidad y desenfreno. Así está transcurriendo el mes, la Cuaresma y en pocos días la Semana Santa. ¿Para usted amable lector cuál es su pronóstico?