Raymond J. Wennier
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Entre otros factores en el camino hacia la excelencia, considero que hay cuatro, que tienen mucho que ver en ese proceso. Tiempo, confianza/respeto, evaluación y aprendizaje.
El primero es TIEMPO. Aquí hay dos aspectos; lo relacionado a los maestros y lo que afecta a los alumnos. En mis asesorías escucho lo mismo, “no hay tiempo de planificar mis lecciones y cumplir con todo el contenido que requiere el currículo oficial”, mucho menos cumplir un diseño temático. Obviamente esto afecta tremendamente a los alumnos. Entiendo que es difícil tener tiempo para hacer una mejor planificación cuando hay que salir rápido de la escuela para dar lugar a la siguiente jornada y cuando hay que hacerlo también para entrar a jornada vespertina. La última jornada es la casa y todos sus quehaceres ¿Hay tiempo?
El tiempo afecta a los alumnos cuando el maestro lanza una pregunta, pero no deja tiempo, para que los alumnos piensen antes de dar una respuesta y luego pedirla a un alumno. Hay estrategias para que todos los alumnos contesten al mismo tiempo.
Tomar tiempo al finalizar la lección para hacer un repaso del día y, al siguiente, tiempo para hacer una recapitulación del día anterior, es aconsejable. La neurociencia apoya esta estrategia.
No todos los alumnos aprenden al mismo ritmo. Es esencial que tengan tiempo para releer un texto, tomar notas, explicar lo leído, crear su propio cuento por ejemplo. Si no se hace, el alumno, poco a poco, va quedándose atrás pero las lecciones se dan de acuerdo al ritmo de los calificados como “mejores”. Ya no hay one size fits all. Hay que dar tiempo a los alumnos para practicar la lección con el maestro presente para evitar la repetición de errores.
El segundo es CONFIANZA Y RESPETO. Hay que establecer una relación maestro-alumno, de trust con el debido respect. La construcción de esa relación no es fácil ni rápida. Otra vez entra a jugar la cuestión del tiempo. Sin embargo, es esencial que el maestro demuestre que está para ayudar al alumno a tener éxito. El alumno motivado responde haciendo un mayor esfuerzo para corresponder al esfuerzo del maestro. Mucho es cuestión de cómo miramos al alumno, es una actitud de los maestros que se demuestra mediante sus acciones en el aula. Sugiero que lean nuevamente “El Efecto Pigmalión”.
El tercer factor es ver el PROCESO DE EVALUACIÓN como una estrategia de ayuda; que no sea punitivo, negativo, diciendo que el alumno no sabe, pero a la vez, no se le da inmediatamente el tiempo necesario para aprender de sus errores en contexto y tiempo reales. El examen estandarizado es exactamente contrario a este concepto. Los resultados son recibidos al año siguiente. La vida exige autoevaluarse y eso debe ejercitarse por medio de la metacognición.
La evaluación debe ser motivadora, no castigadora por medio de calificaciones relativas. ¿Cuál es la diferencia entre 59 y 60 puntos? Con el primero “pierden”, con el segundo “ganan”.
El cuarto factor es realmente la meta, el verdadero APRENDIZAJE, con meaning. ¿Qué prefieren, un tiempo que no permita establecer una relación de confianza/respeto entre maestro-alumno, ni poder hacer una evaluación real, personal, con el resultado de una educación superficial, o un tiempo que SÍ permite profundizar en lo dicho y lograr un aprendizaje con sentido para toda la vida?
Si se refinan y desarrollan estos cuatro puntos, van camino a la excelencia.