Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Es ley de la vida que cuando se estira mucho la pita tiene que terminar rompiéndose, y en esa ruta parece que va el país con el ya prolongado y descarado esfuerzo de las autoridades por acabar con las investigaciones que han puesto en evidencia la enorme red de corrupción que permitió la cooptación del Estado desde hace mucho tiempo. El enfrentamiento con la Comisión Internacional Contra la Impunidad y todos los que de alguna manera se han mostrado a favor de la lucha contra la corrupción va en aumento y lo corroboran hechos como la decisión de retirar de la CICIG a los elementos de la Policía Nacional Civil, expertos en investigaciones y la reiterada intención de escabecharse al PDH, contra quien va creciendo la lista de reclamos que le hará mañana la Comisión de Derechos Humanos como preludio para la decisión del pleno de removerlo del cargo.

Y poco ayuda la proximidad de la Semana Santa porque nuestro país tiene una larga lista de “madrugones” aprovechando que la ciudadanía se desentiende de todo para gozar de lo que acá, en plena primavera, llamamos el descanso de verano. En corrillos del Congreso se habla, medio en broma y medio en serio, de la sesión extraordinaria del mismo Miércoles Santo, justamente cuando la gente está ya emprendiendo la marcha para los lugares de recreo. Algo similar a lo que hizo el gobierno de Pérez Molina cuando justamente en plena Semana Santa, decidió dar vida al sucio negocio de la Terminal de Contenedores Quetzal en el que la gente no reparó ni siquiera cuando todos fueron regresando a la normalidad luego del feriado.

Se aproximan, sin duda, días difíciles porque está en juego todo el futuro de la lucha contra la corrupción en el marco de la elección de Fiscal General ya que si se concreta la intención de nombrar a un alfil de la impunidad, obviamente dejará de darse la cooperación entre MP y CICIG y los casos que se encuentran aún en proceso se irán cayendo por falta de aportación de pruebas de parte de un Ministerio Público que abandone el esfuerzo por aplicar la ley por parejo.

Y en ese contexto vemos que se toman medidas que en verdad están estirando la pita, lo que da la idea de que el ya incuestionable Pacto de Corruptos busca que la misma se reviente porque es la única forma en que pueden protegerse y afianzar la dictadura de la corrupción. No les conviene esa especie de calma chica en la que avanzan nuevas investigaciones que pueden ser fatales para los más destacados operadores y dirigentes del perverso Pacto, y por ello es que ya ni siquiera se cuidan las formas en temas como el del retiro de un apoyo institucional a la CICIG, que constituye una abierta violación de los acuerdos de Estado, y la remoción de un Procurador que se volvió incómodo porque no les resultó tan dócil como habían supuesto cuando lo eligieron hace poco menos de un año.

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