Por Agencias/dpa
Londres/Moscú

La primera ministra británica, Theresa May, convocó hoy a una reunión de emergencia por el tema del exespía ruso que sufrió un ataque con un gas nervioso en Reino Unido, en medio de una creciente tensión con Moscú por el caso.

May tenía previsto realizar una declaración por la tarde, después de la reunión del Consejo de Seguridad Nacional, en la que participaban representantes del ámbito político, de los servicios secretos y de las fuerzas de seguridad.

El 4 de marzo, el exespía ruso Serguei Skripal, de 66 años, y su hija Yulia, de 33, fueron encontrados inconscientes, con síntomas de envenenamiento, en el banco de un parque cerca de un centro comercial de Salisbury. Desde entonces están hospitalizados en estado crítico.

Este fin de semana, los investigadores encontraron rastros de gas nervioso en una pizzería y un pub en el que habían estado ambos.

El ex coronel del servicio secreto ruso GRU fue condenado en Rusia por espiar para Reino Unido y puesto en libertad en 2010 en un canje de espías con Estados Unidos.

Según medios locales, si se determina que Moscú está detrás del ataque, la primera ministra podría anunciar diversas sanciones, entre ellas la expulsión de diplomáticos o medidas financieras contra empresarios con sede en Londres del entorno del presidente ruso Vladimir Putin.

May ya había amenazado con no enviar a representantes de su Gobierno al Mundial de Rusia. En una entrevista con la cadena BBC, el presidente del Comité de Política Exterior de la cámara baja, Tom Tugendhat, advirtió hoy a los hinchas que podrían correr peligro en Rusia si crece la tensión.

Por su parte, Putin dijo hoy que Reino Unido debería seguir investigando antes de hacer acusaciones de una posible participación rusa en el incidente.

«Ustedes deberían primero tener claras las cosas y luego lo discutiremos con ustedes», respondió Putin a la BBC, que le preguntó si Rusia era responsable por el envenenamiento.

El portavoz del presidente, Dmitri Peskov, le quitó previamente este lunes importancia a las especulaciones sobre una posible participación de las autoridades rusas en el caso.

«El susodicho ciudadano ruso trabajó para uno de los servicios secretos británicos. El incidente ocurrió en territorio británico. Sin duda no es un asunto que afecte a Rusia, dejen a la cúpula rusa en paz», señaló el vocero, según la agencia estatal de noticias TASS.

La embajada rusa en Londres consideró que el Gobierno británico está jugando un «juego muy peligroso» con la opinión pública y que no se distanció lo suficiente de una «campaña mediática antirusa» tras el caso del ex espía.

Esta política «no sólo lleva a la investigación por una senda política de poca utilidad, sino que conlleva el riesgo de consecuencias más graves en nuestras relaciones a largo plazo», indicó en un comunicado.

El caso recuerda a la muerte del ex agente de inteligencia ruso Alexander Litvinenko, que murió en 2006 tras ser envenenado en Londres con té que contenía isótopos radiactivos. Las investigaciones británicas concluyeron entonces que Litvinenko fue asesinado por ex agentes rusos.

 

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