Jorge Mario Andrino Grotewold

La derrota del partido demócrata en las elecciones de medio término en Estados Unidos debilita la posición del presidente Obama para el impulso de iniciativas de su gobierno, especialmente aquellas que por promesas electorales, aún quedaba esperanza de alcanzar algún consenso, tal como la denominada reforma migratoria.

Pero la pérdida de la mayoría en el Senado estadounidense por parte del partido que respalda al Presidente es solo una parte de los problemas que para éste representa, entendiendo que una buena parte del electorado de dicho país, no alcanza a creer más en la apuesta demócrata de mejorar condiciones sociales por encima de políticas económicas que no han nivelado el bienestar de la sociedad, especialmente el de clase media.

La escalada de conflictos armados sustentados desde el ámbito militar de Estados Unidos derivado de la escalada de varios escenarios mundiales, también ha logrado el desencanto del electorado hacia las políticas de Obama, aunque este escenario pareciera ser más un castigo por razones domésticas. La imposibilidad de rehabilitar la economía, principalmente, aun cuando los indicadores han mejorado, el efecto hacia la población tomará al menos quince meses más en ser percibido directamente. Lo cierto es que el liderazgo demócrata perdió no sólo el control del Senado sino, además, reiteró el control republicano sobre el Congreso, y una clara mayoría sobre las gobernaciones estatales, lo que provoca alcanzar mayoría política en dos de las tres grandes áreas de incidencia hacia la población.

La meta republicana ante estos números electorales se concentra entonces hacia la Presidencia, en un proceso de renovación de poder político impresionantemente efectivo que tiene la población de Estados Unidos, al mantener un balance político bipartidista con cierto nivel de eficiencia. Si la oposición política decide hacerle la vida difícil al Presidente, las opciones serán mínimas para el partido demócrata, especialmente en cumplir las agendas de desarrollo internacional que tanto se han esforzado en cumplir. Y el partido demócrata tendrá también, dificultad en conseguir un liderazgo fuerte para integrar una candidatura presidencial, atendiendo a una posible y presumible pérdida.

Para Guatemala, la política interna del socio comercial, político e internacional más importante debiera ser objeto de análisis y consideración, especialmente con un recientemente nombrado embajador, quien pareciera tener muy claro el panorama nacional, sobre todo en materia de fortalecimiento del Estado y el combate a la corrupción, entre otros temas. Guatemala gana mucho en ese sentido.

La consideración de los efectos del control del partido republicano sobre el demócrata en esta etapa, no son sólo de condiciones electorales, sino un reflejo de los cambios de políticas públicas que tendrán lugar seguramente en los próximos lustros, especialmente en materia de migración, política exterior, narcotráfico, cooperación internacional y comercialización. Guatemala solo le resta crear las condiciones estratégicas y geopolíticas más adecuadas para adecuarse a lo que el gran socio del norte pueda dictar, y lograr determinados espacios políticos para generar resultados a su favor.

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