Por PETER ENAV
JERUSALÉN / AP

El primer ministro Benjamin Netanyahu atribuyó a la «incitación de milicianos islámicos» las tensiones crecientes en Jerusalén, donde un lugar santo disputado en el que unos 15.000 musulmanes realizaban sus oraciones semanales hoy estaba rodeado por cientos de policías antimotines israelíes.
Las oraciones se realizaron en paz, pero luego se produjeron choques entre palestinos que arrojaban piedras y policías israelíes en un barrio árabe de Jerusalén y en el principal retén israelí en las afueras de la ciudad.
Las tensiones están en aumento desde hace varias semanas en torno al lugar sagrado de Jerusalén que los árabes llaman Al-Haram Al-Sharif (el Noble Santuario) y los israelíes Har Habayit (el Monte del Templo).
El conjunto, el tercero en jerarquía entre los lugares santos del islam, incluye las mezquitas de Al–Aqsa y de Omar. Los judíos veneran el lugar como el más sagrado de su fe por ser la sede de sus templos bíblicos.
Desde que Israel tomó el lugar junto con el resto de Jerusalén oriental, que hasta 1967 estaba en poder de Jordania, se permite a los judíos visitarlo, pero no orar allí. La zona es gobernada por autoridades musulmanas custodiadas por Jordania.
Últimamente, altos cargos de la coalición gobernante, como el ministro de Vivienda, Uri Ariel, y el vicepresidente del parlamento Moshe Feiglin han reclamado una mayor presencia judía y el derecho de orar en el monte.
Al mismo tiempo, el número de visitantes judíos ha aumentado en los últimos años, lo que hace temer a los musulmanes que los judíos lo están tomando gradualmente.
El viernes, 1.300 agentes de policía antimotines rodearon el lugar y cerraron los accesos para imponer la decisión del gobierno de vedar el acceso de hombres musulmanes menores de 35 años. El límite de edad varía de un viernes a otro.
La policía instaló barricadas metálicas, verificó documentos de identidad y dirigió el flujo peatonal.
En un retén en la zona de Wadi Joz, en las afueras de la Ciudad Vieja, unos 500 jóvenes palestinos a los que se negó acceso a la mezquita debido a su edad oraron en la calle, arrodillados sobre tapetes tendidos sobre el asfalto. Eran vigilados por policías antimotines de cascos y uniformes negros y varios agentes a caballo.

 

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