Patrimonio Cultural de la Humanidad es el título que la UNESCO le otorgó hace 34 años a la ciudad de Antigua Guatemala por el valor con el que representaba la historia, la manera en que había sido preservada y todo lo que representaba para que ciudadanos de todo el mundo pudieran conocer más de ese pasado mantenido de manera tan pura.
Lamentablemente, se quiso tomar el camino más corto y durante décadas se le ha apostado a utilizar ese gran valor universal, mundial que tiene la ciudad para convertirla en exposición turística de lo más barato. Por ello, es que las demandas de una ciudad que tiene su riqueza en la cultura, el arte y la historia, pasaron a centrarse en lugares que albergan discotecas, rincones para tráfico de drogas, un sinfín de escuelas de español sin control y, en resumen, comercios que han bajado la calidad de la ciudad afectando a los vecinos y su infraestructura.
Las autoridades se sometieron a la tentación de emitir contratos y licencias sin control para que muchos lucraran con la explosión de la construcción sin que urbanísticamente la ciudad y esas mismas autoridades estén listas para albergar ese crecimiento. Se renunció a la administración de un patrimonio de tanta importancia para aceptar ser los administradores de una masa de turistas que no aportan sino absorben, pero que dan el flujo de dinero en el día a día para actividades que financian la corrupción en que está sumida la comuna y mantienen el desmadre.
Lo más lógico sería que tal y como hace 34 años la UNESCO nos dio el reconocimiento de contar con una joya a nivel mundial, ahora nos la tenga que retirar porque no hemos sido capaces de mantener ese valor agregado que la Antigua Guatemala hubiera merecido. No puede ser que Estados Unidos haya tenido que colocar a la ciudad dentro del listado en el que advierte a sus ciudadanos sobre el riesgo de sus visitas por la inseguridad.
Y ante este panorama parece que la revisión que se viene en el 2015 no tendrá un resultado muy favorable para los guatemaltecos y muchos antigüeños de corazón y tradición que no entendemos cómo es que se arriesga ese lugar de tanto valor para el mundo entero. Ojalá existiera el tiempo, la dedicación y los recursos para que se hiciera un cambio de rumbo radical que, al menos, demuestre que existe la intención de recuperar el valor que está en riesgo. Mientras tanto, seguir siendo el dormitorio de muchos vicios y delincuentes no era la intención cuando fue nombrada nuestra Antigua Guatemala un patrimonio para el mundo entero.