Rodulfo Santizo
La diáspora guatemalteca en el extranjero tiene personas con muchas fortalezas y diversas experiencias en diferentes campos y estados de sus vidas, han sido estudiantes, profesionales, maestros, carpinteros, albañiles, campesinos, técnicos facilitadores de desarrollo, miembros de organizaciones estudiantiles, jefes, directores y subalternos en instituciones de gobierno, programas y/o proyectos de desarrollo, miembros de la sociedad civil guatemalteca y de la sociedad civil migrante; como se aprecia los migrantes no son personas sin conocimientos, quienes puedan ser utilizados como simples masas de población, para que puedan hacer, deshacer y disponer por ellos.
En los tiempos actuales de mucha convulsión, utilización, obstrucción, corrupción, impunidad y falta de visión de las autoridades de gobierno, nos dan la razón y justificación para que la sociedad civil en diferentes formas pueda participar en las propuestas y toma de decisiones para estar en la mesa, diseñando programas y proyectos que garanticen su fortalecimiento y empoderamiento en los espacios que les toque hacer incidencia.
Como antecedentes históricos recientes tenemos de que todo esfuerzo que se haga para que la población pueda participar en el monitoreo, fiscalización y principal la apertura de espacios que les permitan tener voz y voto en la toma de decisiones para participar en la planificación de sus demandas y necesidades urgentes que garanticen optimizar los presupuestos del gasto público. En los Consejos de Desarrollo Urbano se han librado fuertes batallas porque siempre ha existido mucha oposición de alcaldes, gobernadores, diputados y a veces hasta contratistas que se cuelan, para que la sociedad civil en sus diferentes espacios esté lo más alejada de la programación, formulación, gestión, control y ejecución de los proyectos de interés comunitario.
En algunos departamentos y municipios la sociedad civil representada en los Consejos de Desarrollo Urbano y Rural, ya se ha empoderado y tomado el lugar que le corresponde en esa ley que le da el espacio de participación y ha demostrado que con su presencia puede ser parte de la identificación, priorización, formulación, gestión, ejecución y principalmente la fiscalización de los proyectos de interés comunitario.
La historia se repite con Conamigua, hay ciertos grupos de gobierno que no entienden el verdadero espíritu de la creación de la ley de protección a los migrantes y de cómo al aprovechar su potencial económico y fuerza organizativa para convertirlos el único punto legítimo de partida de un resurgimiento socio-político-económico y productivo para Guatemala; se han opuesto a todo esfuerzo de los migrantes a participar en las diferentes etapas de propuestas de diferentes temas que le interesan a la diáspora para fortalecerse y poder hacer incidencia para ver una Guatemala diferente, en términos de oportunidades y condiciones dignas para vivir.
Un ejemplo claro, es la actual elección del Secretario Ejecutivo de Conamigua, en la que hemos encontrado mucha oposición a que nuestra participación como migrantes no encuentre obstáculos para elegir a Marvin Otzoy, único migrante dentro de los candidatos que tiene la capacidad profesional, idoneidad, experiencia en temas de migrantes y cualidades que el puesto requiere, comparándolo con los otros aspirantes.
Recuerden Conamigua es innovación, generación, reconversión, renovación, nuevas ideas, apertura de espacios y opciones de participación, desarrollo socioeconómico y comunitario, de cómo aprovechar el sector migrante con sus remesas para desarrollar toda una nación, que a gritos pide que sus pobladores participen activamente en propuestas que mejoren las actuales condiciones de pobreza, desnutrición y marginación de los más vulnerables, alejados de los servicios básicos indispensables.
Y somos reiterativos en este tema, porque siempre habrá oposición de las autoridades de gobierno a aceptar nuestra participación, pero estamos en derecho de seguir abogando hasta lograr ocupar el verdadero lugar que nos corresponde.
