POR FREDDY CUEVAS
TEGUCIGALPA
Efectivos militares y policiales dispersaron con gases hoy a miles de opositores que intentaban llegar al estadio Nacional de Tegucigalpa a boicotear la toma de posesión del presidente Juan Orlando Hernández, en medio de una crisis política generada por denuncias de fraude en su reelección.
La multitud, que se disponía a emprender una marcha de cinco kilómetros, abandonó temporalmente las calles debido a la gran cantidad de bombas lacrimógenas, pero después se reagrupó a las cercanías para auxiliar a muchos de sus seguidores que resultaron afectados por el gas pimienta.
«Así reprime el dictador a su pueblo», declaró a The Associated Press el excandidato de la Alianza de Oposición, Salvador Nasralla, quien alega haber ganado las elecciones generales del 26 de noviembre pasado. «Seguimos en la lucha por rescatar al país de la dictadura, sin reconocer a Hernández como presidente».
Mientras sucedían las protestas, Hernández prestó juramento con la mano sobre la Constitución, y el presidente del Congreso, Mauricio Oliva, le impuso la banda presidencial.
La Constitución de 1982 prohíbe la reelección presidencial, pero Hernández logró un fallo de la Corte Suprema de Justicia en 2015 para burlar esa medida. La ley fundamental establece que solo una consulta popular puede revocar esa disposición, lo que no hizo el gobierno.
TOMA JURAMENTO
El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, juró el cargo para su segundo mandato de Gobierno hasta 2022 en medio del rechazo y las protestas de la oposición, que considera ilegal y fraudulenta esa asunción.
La ceremonia se realizó en el Estadio Nacional en Tegucigalpa, donde un numeroso destacamento de militares y policías velaban por la seguridad de cada punto por tierra y por aire para evitar cualquier atentado o hecho lamentable.
La sesión del Congreso Nacional fue abierta a las 7:00 horas locales (13:00 GMT), pero hasta las 9:15 de la mañana no se iniciaron los actos protocolarios.
El titular del Poder Legislativo, Mauricio Oliva, fue el encargado de tomar la Promesa de Ley y de juramentar al nuevo mandatario, así como de colocarle la banda presidencial en medio de los aplausos de los asistentes a la estalación deportiva.
Seguidamente, el gobernante ofreció un unificador discurso en el que dio las gracias a Dios y a su hermana Hilda Hernández, fallecida el 16 de diciembre del 2017. Además, se comprometió a buscar la reconciliación del pueblo de Honduras.
«Me comprometo a desarrollar un proceso de reconciliación entre todos los hondureños, como debe ser», expresó, mientras era ovacionado. «Tenemos que sentarnos a dialogar con todos los hermanos sobre lo que produce las diferencias, pero debe ser un diálogo abierto y sin barreras», enfatizó.
Al mismo tiempo, Hernández abordó brevemente cada uno de los siete pilares en los que fundamentará su nuevo gobierno en infraestructura, productividad agrícola, turismo, seguridad ciudadana, mejores sistemas de salud, calidad educativa y transparencia y rendición de cuentas.
«Soy Juan Orlando y estoy listo para darlo todo por Honduras, por mi pueblo, que Dios bendiga a Honduras y ahora a trabajar, a trabajar y a trabajar», añadió.