Por STEVEN DUBOIS y TERRENCE PETTY,
PORTLAND,
Agencia AP
Brittany Maynard cumplió lo prometido. La joven estadounidense, una enferma terminal con cáncer cerebral y que revivió un debate en todo el mundo sobre el suicidio asistido, puso fin a su vida el sábado al ingerir fármacos letales recetados por un médico, bajo una ley en Oregon que permite que las personas como ella elijan cómo morir. Brittany habría cumplido 30 años el 19 de noviembre.
Maynard estuvo bajo los reflectores nacionales casi un mes desde que dio a conocer públicamente que ella y su esposo, Dan Diaz, se mudarían del norte de California a Portland, para que pudiera aprovechar la ley de eutanasia de Oregon. Dijo a periodistas que planeaba morir el 1 de noviembre, poco después del cumpleaños de su esposo, pero se reservó el derecho de posponer o adelantar la fecha.
La joven terminó con su sufrimiento según lo planeado, después de subir la semana pasada a internet un video que indicaba un posible aplazamiento en la fecha.
«Ella murió como quería, en paz, en su habitación, en los brazos de sus seres queridos», dijo Sean Crowley, un portavoz de la organización Compassion & Choices, que trata de aprobar leyes de muerte asistida en más estados.
Crowley dijo que Maynard «sufría ataques epilépticos cada vez más frecuentes y prolongados, dolores graves de cabeza y cuello y síntomas parecidos a las apoplejías. Mientras los síntomas se volvían más fuertes, ella eligió abreviar el proceso de morir ingiriendo medicamentos especiales que recibió hace meses».
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