Alfonso Mata
La comunidad de hepatitis viral, que consiste de personas que viven con y/o se ven afectadas por la hepatitis viral, se reunieron en la Cumbre Mundial de la Hepatitis en São Paulo, Brasil, del 1 al 3 de noviembre de 2017 con expertos y políticos del mundo. Más de 900 delegados de 110 países se dieron cita en São Paulo, Brasil, todos movidos por un objetivo: la eliminación de la hepatitis viral. Ellos llegaron a las siguientes conclusiones y recomendaciones al respecto.
La prevención. El corazón del manejo de las hepatitis
En la Cumbre se cubrieron varios temas, pero merecen atención «las intervenciones para el impacto» y el de la «entrega para la equidad»; en ambos “el qué y el cómo». En el evento, se analizaron y fortalecieron las cinco intervenciones básicas necesarias para tratar la hepatitis viral: vacunación infantil, prevención de la transmisión de madre a hijo, seguridad de la inyección y la sangre, reducción de daños y diagnóstico y tratamiento. Se hizo hincapié en la importancia de un enfoque de salud pública, para realizar estas intervenciones. En Guatemala, debe trabajarse en esto desde el principio.
Pero también se enfatizó sobre el tratamiento de pacientes del «Acceso al diagnóstico correcto y los medicamentos contra la hepatitis» los gobiernos (por cierto que Guatemala es un firmante) deben hacer del acceso una prioridad y como bien dijo el parlamentario portugués Ricardo Leite «el compromiso político de los gobiernos, es una obligación moral y ética».
El tratamiento, un esfuerzo de todos
A países como Guatemala, les queda pensar con una visión general sobre cómo obtener genéricos. El Dr. Andrew Hill, de la Universidad de Liverpool, habló sobre el costo y la eficacia de los genéricos. Por ejemplo, sus estudios han demostrado que el medicamento para la hepatitis C que ahora se puede comprar por $70, para el final del año, podría ser como $50. Pero lo que defienden todos es que sin un mayor diagnóstico y mejores vínculos con la atención, los precios bajos no marcarán la diferencia. El Dr. YvanHutin, de la Organización Mundial de la Salud, concluyó la sesión destacando que el precio es solo un aspecto. El acceso solo será exitoso cuando esté el producto correcto, en el lugar correcto, en el momento adecuado y para todas las personas que lo necesiten. Mucho queda en nuestro medio, pero para lograr esto, hay que desarrollarlos servicios donde están los casos, para que ellos lleguen lo que debe de acompañarse de «Entrega de Servicios de Hepatitis de Alta Calidad». El trabajo con médicos generales dentro de la comunidad y grupos de pares para proporcionar asesoramiento y educación preventiva, ha resultado exitoso en otras latitudes. En general, se acordó que el enfoque de «solo decir no» no funciona, y debemos trabajar con la comunidad para abordar sus necesidades y prevenir la reinfección.
Uno de los retos mundiales en este momento es el aumento de las pruebas (siguiendo el modelo de prueba del VIH). En esto se necesita que se aúnen los ministerios de salud y las universidades y centros de investigación a fin de adaptar tecnologías.
Se necesitan planes
Hay un enfoque central en el manejo de la hepatitis. El financiamiento, no tiene que ser una barrera para su eliminación. Presididos por la Dra. Amanda Kgomotso Vilakazi Nhlapo, del Departamento Nacional de Salud, Sudáfrica, y el Dr. John Ward, de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, los panelistas subieron al escenario para debatir sobre las distintas formas innovadoras para que los países financien su respuesta a la hepatitis. Charles Gore, presidente de la Alianza Mundial contra la Hepatitis, abrió la sesión, destacando que solo el 35% de los planes nacionales, tienen estrategias de financiación adjuntas. La OMS estima que la respuesta a la hepatitis costará aprox. $6 mil millones por año para todos los países de bajos y medianos ingresos. Esto fue crudamente comparado con la Copa Mundial 2010 en Sudáfrica que costó $3 mil millones y los Juegos de la Commonwealth en India que costaron $4 mil millones. El punto general es que el dinero está disponible, pero no se usa de manera eficiente.
Subrayando las diferencias entre la respuesta al VIH / SIDA, los panelistas destacaron que el mundo ha dejado de centrarse en un solo área de enfermedad y ahora debemos trabajar para desarrollar sistemas de cobertura de salud universales sostenibles. Un ejemplo a seguir puede ser el de Colombia. En los últimos años, han obtenido tratamiento de la hepatitis C para reducir los costos a través de la OPS y ahora se han comprometido a aumentar el tratamiento de 500 personas cada año hasta 2020.
Otro elemento clave es quiénes deben participar. No solo es problema del Ministro de Salud sino también del Ministerio de Finanzas. Para los Ministros de Finanzas, la eliminación no siempre se considera rentable; a pesar de que la investigación ha demostrado que si bien hay muchos costos iniciales, a largo plazo, habrá ahorros en atención médica ya que menos personas estarán hospitalizadas por complicaciones de la hepatitis. Homie Razavi, comparó los costos iniciales involucrados en la prevención y el tratamiento, con los de comprar una casa: “Cuando compras una casa, pagas más por adelantado, pero una vez que pagas la deuda ahorras más a largo plazo”.
Otra potencial estrategia es desarrollar el trabajo para la hepatitis, basándose en la investigación del VIH. «Esta biología común entre la hepatitis B y el VIH ordena una estrategia de erradicación combinada», dicen algunos.
La Declaración se comprometió a adoptar un enfoque amplio y coordinado, para apoyar la implementación de las intervenciones básicas descritas en la Estrategia global de la OMS sobre la hepatitis. En respuesta, World Hepatitis Alliance y sus 252 organizaciones miembro lanzaron la Declaración de la Comunidad de São Paulo sobre Hepatitis Viral.
La declaración y sus compromisos básicos
Al final del evento, se firmó un acuerdo (signado por Guatemala también) que señala que se debe ir más allá del Objetivo de Desarrollo Sostenible 3.3 de “combatir la hepatitis viral y comprometerse a terminar con esta epidemia, como se está haciendo con el VIH / SIDA, la tuberculosis y la malaria”.
Lo anterior significa, principiar por poner especial énfasis en encontrar a los casi 300 millones de hombres, mujeres y niños en el mundo, que viven con hepatitis B o C, que permanecen sin diagnosticar. Encontrar estos «millones perdidos», es esencial para prevenir nuevas infecciones y para proporcionar acceso a los tratamientos. Esto detendría 1.3 millones de muertes al año.
¿Qué significa eso para Guatemala? Darle a la hepatitis viral, exactamente la misma prioridad que se le ha dado al VIH/SIDA, la tuberculosis y la malaria, que ha sido tan efectiva para reducir la mortalidad por esas enfermedades.
Pero también significa, al igual que se ha hecho con VIH/SIDA, abordar con prioridad el estigma y la discriminación, ya que son un impedimento importante para encontrar estos «millones perdidos» y brindar a los que lo necesitan, la atención y el tratamiento adecuados y, por lo tanto, el objetivo de eliminación establecido en el sector de la salud mundial. Estrategia sobre hepatitis viral.
«Es imperativo que los países actúen de manera inmediata y decisiva, para detener la innumerable cantidad de muertes innecesarias cada año» –sentenció al final Charles Gore.
Recomendaciones al respecto
La integración de la hepatitis en los sistemas de salud es un primer paso. Si podemos incorporarlo a las compras y a los beneficios para la salud, la hepatitis puede ser la solución, no el problema, dejándolo separado del accionar del sistema o tema especial.