Por agencias/dpa
Buenos Aires

El Gobierno argentino reconoció la muerte de los 44 tripulantes del submarino ARA «San Juan» después de varios días de evitar hacerlo pese a que el jueves suspendió su rescate en el Atlántico Sur.

La decisión de poner fin al rescate daba por hecho la imposibilidad de supervivencia de los 44 marinos, pero ninguna voz oficial había confirmado hasta ahora su muerte, en medio de los intensos reclamos de sus familiares para que la Armada reanude el operativo de salvamento. Ahora, sólo continúa el plan de búsqueda del submarino en el lecho del mar.

El ministro de Defensa argentino, Oscar Aguad, declaró en la noche del lunes al canal Todo Noticias que «un informe de la Armada dijo que las condiciones del ambiente extremo donde se desarrolló el suceso y el tiempo que había transcurrido eran incompatibles con la existencia de vida humana».

En ese contexto, el periodista a cargo de la entrevista le preguntó al funcionario: «¿Están todos muertos?». Y el ministro respondió: «Exactamente». Aclaró no obstante que «la búsqueda» del submarino «no es incompatible con el pedido de las familias».

Aguad fue el primer funcionario en hablar de víctimas fatales en la tragedia del submarino. El presidente Mauricio Macri dilató incluso un mensaje al país sobre la suerte de los 44 marinos y el decreto de luto nacional, a la espera de que el operativo internacional de búsqueda del sumergible obtuviera resultados.

El ministro de Defensa confirmó por otra parte que el submarino, en servicio desde 1985, ya había registrado meses atrás una avería similar a la que reportó su comandante el 15 de noviembre, poco antes de perder contacto con las bases.

Según se informó, el ARA «San Juan» registró el 15 de noviembre un ingreso de agua de mar en la nave a través del snorkel que generó un cortocircuito en las baterías de proa y un principio de incendio, que fue subsanado. El comandante consideró que el desperfecto no representaba una «emergencia», subrayó el lunes el portavoz de la Armada. Luego perdió el contacto con las bases.

Agencias internacionales detectaron un ruido compatible con una explosión tres horas después de su última comunicación y en la ruta que el submarino recorría por el Atlántico Sur, a unos 430 kilómetros al este de las costas patagónicas argentinas y unos 1.300 kilómetros al sur de Buenos Aires.

El ARA «San Juan» había partido el 10 de noviembre de Ushuaia, en el extremo austral de Argentina, rumbo a su apostadero en la Base Naval Mar del Plata, 400 kilómetros al sur de la capital.

Actualmente, seis barcos rastrillan el área donde se registró la explosión y en las próximas horas se sumará un vehículo sumergible ruso que puede descender hasta mil metros de profundidad

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